Como es hora de hacer política, que dicen los que ni la hacen ni dejan hacerla, el Estado ha comenzado por el principio: veamos si las leyes se cumplen. Y la fiscalía de Cataluña ha presentado la querella contra Mas y tres cómplices por su papel en el pasado día 9, no por taimado menos determinante.
El presidente nacionalista, travestido de secesionista por aquello del pas d’ennemis à gauche, ha dicho con risa nerviosa que llevarle ante la Justicia es un error. Sigue viva la insólita contraposición entre legalidad y política, como si el principio de legalidad no fuera el único marco de toda política democrática.
Se ha convertido en lugar común descalificar el nivel cultural, y no digamos intelectual, de los jóvenes que salen de los Institutos en los últimos años. ¿Será esa falta de nivel un mal endémico nacional?, cabría preguntarse visto tanto despropósito entre la actual dirigencia política del país.
De entre quienes hablan desde la oposición no hay una sola voz que no haya caído en el enredo política-legalidad. Hace un par de días fue el líder del PSOE quien repitió en una radio catalana que la unidad de España no se defiende con querellas. El culo y las témporas. Continue Reading ▶






