El curso de los acontecimientos procesales está activando todos los resortes en manos de un Gobierno dispuesto a apuntillar el último reducto de las libertades constitucionales. La proposición que el partido socialista ha clavado en el Congreso tiene la profundidad de un golpe político dispuesto para retener el poder. Sin armas, pero letal para el Estado de Derecho. Continue Reading ▶
Luis de Lezama
“Yo no me quiero morir,
me quiero ir al cielo”
Lo escribió Luis de Lezama hace un tiempo. Hoy, once de enero de 2025, con ochenta y seis años a las espaldas y las manos llenas de obras fecundas, se ha cumplido su deseo.
Conocí a don Luis hace muchos años; un ser excepcional de los que te honra sentir su amistad. Un español universal, nacido vasco de Amurrio, que cambió su carrera universitaria en el ICAI por el seminario de Madrid. Llevaba sesenta y dos años trabajando como cura y hacedor de empresas para satisfacer necesidades de un extenso y variopinto abanico de personalidades, desde muletillas al asalto de tentaderos hasta los más altos niveles de la sociedad. Continue Reading ▶
A Montero le duele Andalucía
Hay que joderse. Dice la vicepresidenta primera de Sánchez que le duele Andalucía. Marichús Montero se queda ahí, en la Andalucía que el dedazo del generalísimo sanchista le ha encomendado para desbaratar la alegre marcha de los andaluces hacia la normalidad. El lamento de Unamuno despojado de su vicerrectoría de la Universidad salmantina por la dictadura del general Primo de Rivera, “me duele España en el cogollo del corazón”, le venía ancho; lo de España se lo deja a su jefe.
La también ministra de Hacienda, ¿tan poco trabajo tendrá en su cartera como para meterse a reconquistar Andalucía?, mostró hace una semana el filo de sus armas blandiendo la cimitarra sobre la alcaldía de Jaén. Con la Hacienda de todos los españoles en su mano, limpió de un certero golpe los efectos de la mayor deuda acumulada por un ayuntamiento con el anterior gobierno socialista. Y así recobró el sanchismo una pieza para comenzar a soñar.
El siguiente paso podría ser la conmemoración de aquellos instrumentos de bienestar solidario, los EREs, con el que el viejo partido socialista adormeció una mayoría suficiente como para mandar en la región que más parlamentarios envía a Madrid. Los EREs, fue el mejor lenitivo contra el dolor que ahora sufre Marichús. ¡Y qué fáciles de lavar! Ahí están los presidentes Chaves y Griñán, pobres, recién pasados por la canonjía de Conde Pumpido.
Puestos a conmemorar ¿por qué no los fastos de aquellos años del pesebre dorado, despidos y comisiones, camarones y langosta, putas y farlopa? Más tirón sí tendría para el personal que poner en el gramófono viejos éxitos como el Raska-Yu de Bonet de San Pedro o El baúl de los recuerdos que cantaba Karina, o gastarse la pasta en ridículas sesiones de espiritismo durante todo el año.
A ver por dónde nos sale ahora el resto de la tropa ministerial enviada a reconquistar otras plazas. A la portavoz no parece que le duela Aragón, ni las multas y apercebimientos varios de instituciones como la junta electoral por meterse donde, salvo su jefe, nadie la llama.
Al pobre Oscar López sí que le dolerá, pero dentro de unos meses, la sarta de palos que le van a caer en Madrid. De momento bastante tiene con ensuciar el terreno de juego para impedir cualquier tipo de entendimiento entre los dos partidos condenados a entenderse antes de que el tinglado se desplome.
Este último dislate del jefe de la banda, los dedazos para cubrir puestos, tan criticado por la parroquia militante, tiene algo de positivo: se carga las primarias, instrumento que le encumbró al poder con que ha terminado por deshacer su propio partido. En un sistema como el nuestro las primarias sólo producen disfunciones.
En fin, volviendo a la entrada de Montero en Andalucía: hay que ser cursi y tener yerma la imaginación para adornarse con los flecos de una frase histórica, tanto por su autor como por el momento en que salió de su pluma.
Leave the first comment ▶Venezuela, ay
A pocos días de la fantochada de asumir el mando del país pese a haber perdido las elecciones, y clamorosamente, España sigue mirando para otro lado. La dictadura tendrá media docena de padres, dos de ellos españoles; la derrota, millones de ciudadanos acallados por la mayor satrapía occidental de nuestro tiempo. Continue Reading ▶
Sánchez y la dictadura de Maduro
Cuando se ciegan los cauces de dialogo entre los agentes políticos pasa lo que está a punto de pasar: que Sánchez se erija en el gran soporte de la dictadura bolivariana encarnada hoy en Maduro. Para España, es decir, para los españoles, esto es un baldón muy difícil de superar. Cuánta razón encierran las recientes palabras del Rey sobre el dialogo, el bien común y la confrontación esterilizadora de los valores democráticos.
Si el doctor “no es no” fuera un primer ministro de verdad y no el aventurero que se juega el resto para seguir mandando, no refrendaría al dictador venezolano. Como tampoco rompería con la política de Estado que ha guiado la diplomacia española durante décadas. Ahí queda para el recuerdo el regalo al gobierno marroquí del Sahara, o la quebradiza solidaridad con la política de defensa occidental respecto del medio oriente y China.
Desde que en su propio partido le descubrieron trampeando su acceso a la secretaría general con una urna semioculta, Sánchez tiene una extraña malquerencia con las papeletas de voto y su registro. Aquí, pese a lo que proclama mintiendo, la verdad es que las unas le son esquivas; no gana elecciones. Maduro, tampoco.
Y el hecho de que en una dictadura del porte de la chavista el dictador pierda su elección presidencial, con Zapatero a su vera, es como para cortarle la línea y dar paso a los triunfadores, antichavistas, o sea a la mayoría de los súbditos que arrostraron las consecuencias de su decisión.
Si el constructor de muros se enfrentara a algo tan normal como tratar con la oposición las cosas importantes, a dialogar, tal vez habría reconocido ganador a aquellas elecciones a quienes las ganaron; su cabeza visible, traída aquí por quitarle a Maduro el problema de su estancia en su propio país, habría sido acogido desde el primer día y no al cabo de meses, como acaba de sufrir Edmundo González.
Y se habría pensado el enviar allá como embajador a un diplomático sin experiencia para la función que habrá de ejercer en un cambio presidencial que debe abrir la transición hacia la democracia. Enviar en nombre del Rey al jefe de gabinete del ministro y portavoz de Sumar Urtasun, a un tal Albacete, parece una broma.
La reacción jubilosa con que el sátrapa caribeño ha recibido al representante del Reino de España, a poco más de tres semanas de su eventual renovación, habla por sí misma.
¿Quién debe qué a quién? Es la pregunta que necesita una respuesta directa y clara sobre la relación entre la República Bolivariana de Venezuela y el Reino de España. Porque hay demasiados indicios para suponer que la relación no es la que corresponde a dos Estados independientes. Y datos, como para temer que la corrupción que en diversas áreas públicas nuestros tribunales están investigando llegue hasta ultramar.
Leave the first comment ▶El expolio
Debió de suceder justo en la mitad del pasado siglo cuando la Semana Santa de Santander, entonces capital de la Montaña, recibió un nuevo paso procesional. Sus imágenes representaban el momento en que Jesús era despojado de sus ropas. El Expolio era su nombre y la Delegación de Hacienda, el donante; no es broma. Creo recordar que yo mismo, un tierno infante disfrazado de paje de los tiempos de Carlos V, desfiló entonces por las calles de la ciudad desde la iglesia de San Francisco. No llovía, por cierto.
Hoy llueve, y el expolio ha tomado otra carta de naturaleza hasta definir el ADN de la asociación de intereses que tiene entre sus manos el gobernalle del Estado. Fraude, estafa, robo, malversación, botín, expolio en fin, ocupa el interés y los afanes de quienes ya sienten sobre sus cabezas el peso de la ley.
Las comisiones, que han gravado los recursos de este país hasta extremos aún no del todo evaluados, la libre disposición de bienes públicos por mangantes sin pudor y la detección de una malversación generalizada son consecuencia de la carencia de principios éticos y culturales que constituyen la base de la condición de ciudadano.
Pero tal vez el expolio más gravoso y que más tiempo requiera su restauración sea el acometido directa y personalmente por el jefe de la tropa que lo señala como el Número 1. Me refiero a su famoso “no es no”; al apagón del dialogo con más de medio país, a la confrontación salvaje derivada de la construcción del muro que terminará cayendo sobre su cabeza. Al tiempo.
Volar los puentes de entendimiento entre españoles no está tipificado como delito, pero puede llegar a tener la trascendencia de un golpe de Estado. Atenta contra el andamiaje de nuestro sistema democrático: el consenso constitucional.
Pese a comportarse como tal, el personaje no tiene la cualificación de autócrata. El origen del poder que detenta está basado en la mentira del “somos más” y la legitimidad de su ejercicio la tiene perdida tras satisfacer cuantos chantajes le presentan sus estrambóticos apoyos parlamentarios; otro tipo de expolio.
Es demasiado tarde para que llegue a liberarse del nudo gordiano con que lo manejan comunistas y sediciosos republicanos. Sin recursos ni fuerza para cortarlo de un tajo, terminará solo, asistiendo impotente a la caída de las defensas que se procuró en instituciones como la fiscalía, la abogacía del Estado, el TC, RTVE y en medios más o menos privados.
Y como corresponde en todo Estado de Derecho, sus peones políticos y quizá hasta su entorno personal, sufrirán el peso de la Ley. Pero costará años rehabilitar los efectos de tanto expolio.
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