Armengol

Sánchez apuntando a Armengol recién elegida presidenta del Congreso.

Fue colocada al frente de las Cortes Generales sin tener idea de lo que es y representan las dos cámaras del poder legislativo. Y así, recién aterrizada de las Baleares. el que manda la colocó a frente del órgano constitucional que representa al pueblo español. Y doña Francina Armengol devino en la tercera autoridad del Estado. Eso es el sanchismo; peleles empoderados.

Sin tiempo para ojear el Reglamento del Congreso, remedó el empeño que puso en las Islas para constreñir el español, y decretó por las buenas, o por las malas porque ni se tomó la molestia de pedir aprobación a los diputados, la conversión del hemiciclo en sala de traducciones varias. Continue Reading

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Zapatero , el precursor

El precursor siempre al servicio de su  mesías.

Entre profeta y precursor, Zapatero, aquel José Luis Rodríguez Zapatero de la alianza de las civilizaciones y otras ensoñaciones como los brotes verdes que cuajaron en bancarrota, es el auténtico padre del sanchismo.

Él tejió el cordón sanitario, trasunto nacional del telón de acero soviético, para arrojar de la escena a los conservadores; el agente de la política de bloques que su epígono Sánchez exprime hasta las heces. Continue Reading

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Imbéciles no, felones

Ridículo

O cretinos, que tanto montan los tres epítetos para calificar a los actores del atentado contra el español. El número de los pinganillos en el Congreso va más allá de la amnistía, el referéndum y demás zarandajas sobre las que perdemos el tiempo como conejos debatiendo sobre galgos o podencos. El espectáculo presidido por una tal Armengol, es la como la divina comedia del sanchismo.

Es el no va más, como la torre de Pisa, un soneto de Shakespeare, la sonrisa de la Mona Lisa o una noche de verano en España, que escribió Cole Porter en You´re the top. Continue Reading

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Las vestales

La tercera vestal atiende los dictados del oráculo.

Alimentar el fuego sagrado; en tal propósito consumían sus vidas las sacerdotisas. Vestas era el nombre del templo romano que en los albores de nuestra era las vírgenes se inmolaban a las divinidades. Y así transcurrieron siglos hasta que el emperador Teodosio cristianizó el Imperio. Rea Silvia y Aemilia fueron vestales legendarias, y a falta del Guinness de los récords, Tácito apuntó para la Historia los cincuenta y siete años de servicio de Occia.

Hoy todo es más pedestre; el templo es un palacete poco menos que de atrezo, ennoblecido en los años 70 del pasado siglo por convertirlo en residencia del primer ministro de nuestra monarquía parlamentaria. La divinidad tampoco es lo que era, aunque eso sí, ahora es de carne y hueso. Atiende por Sánchez, y a él dedican alma, corazón y vida, como en el bolero, un reducido grupo de vestales que juegan con fuego. Continue Reading

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La gran coalición

Peso de cada partido en el hemiciclo del Congreso.

La situación no está para bromas. Lo del prófugo expresidente de la comunidad catalana merece una réplica tan contundente como clara. Cuando un personaje de esa catadura pretende tener en jaque a todos los españoles es que sabe, o cree saber, que puede ganar la partida que le han aceptado.

¿Quién?, nada menos que un presidente de Gobierno en funciones que quiere seguir siéndolo a toda costa, cueste lo que cueste. Continue Reading

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«Salvar su pellejo»

Feijóo esperando a Sánchez en el Congreso.

Así, de manera tan fina y formal, ha calificado la marioneta de Sánchez el pacto de Estado propuesto por el candidato Feijóo. Esto no tiene remedio. Además del no es no con que el presidente en funciones se adorna cuando la responsabilidad llama a su puerta, ayer dictó a su portavoz Alegría la nueva consigna: Feijóo sólo trata de salvar su pellejo.

Sin embargo, el pacto ofrecido por el aspirante popular en los trámites para formar un nuevo Gobierno es lo más serio, preciso y sólido que ha salido de la política española en los últimos años. El restablecimiento de la normalidad constitucional pasa por un gran acuerdo entre los principales partidos nacionales, que son tres y medio; eso que en otros lares propicia una gran coalición.

Pero con la tropa sanchista parece misión imposible. Como el inefable Trump, al fin sometido a la cámara registro de una cárcel norteamericana, Sánchez sigue empeñado en dar vuelta a los resultados de los últimos comicios. De momento no asaltará el Congreso, pero la pérdida de un diputado por Madrid le tiene de los nervios, hasta el punto de ordenar a sus edecanes que remitan al Constitucional la última sentencia, y nada menos que del Supremo, sobre el caso. A ver, que lo vea Conde-Pumpido antes de meterse a limpiar las alfombras para dar paso como se merece a la amnistía y demás gabelas para comprar votos.

Otra consigna emanada de Ferraz 70, templo del que fuera partido socialista, no hay gobiernos Frankenstein, que España es Frankenstein, deja bien claro qué puede salir de semejante prejuicio sobre la Nación.

Lo de Penélope y su tapiz, tejido de día y deshecho por la noche, le servía a la mujer de Ulises para ganar tiempo, y nada más. A Sánchez le basta y sobra poco más de media hora para deshilvanar España. Es el tiempo que dedicó a quien ganó las elecciones y se enfrenta ahora a su investidura para gobernar.

¿Tan difícil puede resultar poner de acuerdo en unos puntos que garanticen la igualdad de todos los españoles ante la Ley?

No tiene pase el negarse a concordar voluntades y desarrollar un Pacto de Regeneración Democrática, para preservar la división de poderes y la independencia de los organismos de control contemplados en nuestro ordenamiento, comenzando por el impulso de una nueva legislación que asegure la total independencia del órgano de gobierno de los jueces.

Tampoco impedir impulsar un Pacto por el Estado de Bienestar, que garantice la viabilidad del Sistema Nacional de Salud, la estabilidad y calidad del sistema educativo, la igualdad entre mujeres y hombres y la viabilidad de las pensiones para los mayores. Ni oponerse a otro para el Saneamiento Económico, que garantice la solvencia de los más vulnerables y de la clase media, y busque un camino más próspero para los jóvenes.

Además de un Pacto Nacional del Agua y otro Territorial para garantizar la igualdad de dotaciones y servicios a todos los ciudadanos, estas son bases sobre las que una gran mayoría de los representantes de los españoles podría poner en marcha este país. Cuestión de patriotas, sencillamente.

Y, ojo, con tan sólo quince ministros.

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