Ser “ex” es más que complicado. En cualquier ámbito, sea la dirección de una orquesta, de un periódico o del Gobierno de una nación. Cuando después de trece años en La Moncloa Felipe González pasó a la condición de expresidente definió su nuevo estatus con palabras que se han hecho famosas: “Para mí los ex presidentes son como grandes jarrones chinos en apartamentos pequeños, se supone que tienen valor y nadie se atreve a tirarlos a la basura, pero en realidad estorban en todas partes”.
Y, efectivamente, sus beneficiarios no se han atrevido a quitárselo de en medio por mucho que se sintieran agobiados por la omnipresencia del viejo jarrón chino. La colaboración del “ex” es siempre objeto de polémica; tanto si se manifiesta a favor como si pone reparos, unos y otros acaban pensando “qué guapo estaría calladito”.
Con esa especie de san Benito llevan viviendo unos cuantos años los dos ex presidentes del Gobierno que marcaron huella en sus respectivos partidos, González en el socialista y José María Aznar en el popular. Por diversas que puedan ser las actividades que ocupan sus quehaceres, analíticas, literarias, mercantiles o universitarias, la política siempre acaba estando presente. Asistan o no a mítines, patrocinen o no candidatos, lo mismo da; nunca dejarán de ser presentidos por propios y ajenos. Continue Reading ▶






