Escribe un veterano socialista que en el PSOE le gustaría ver más inteligencia y responsabilidad y menos ambición. Sin necesidad de ser socialista seguramente muchos españoles apreciarían en lo que vale que la responsabilidad se imponga a la ambición. Lo de la inteligencia, también, pero eso ya no está al alcance de todos… aquello de que quod natura non dat, Salmantica non praestat.
Más o menos y por unas causas u otras, algo parecido cabría pedir a otros partidos. Comenzando por el Popular, porque muy por las nubes hay que andar para no haber comenzado a explicar hace meses que el esfuerzo hecho por todo el país merecía la pena; que los resultados están ahí; que ya no hay que adivinar la luz al final del túnel porque bien a la vista está; que el mérito es de los ciudadanos más que de su propio Gobierno, que lo mejor que ha hecho es aguantar el tirón y no estorbar ni caer en provocaciones.
Que las encuestas sigan reflejando el cansancio de los ciudadanos es que no les han mostrado adecuadamente cuánto vale lo conseguido. ¿Mereció o no la pena saltarse el programa electoral? Pues díganlo, señores populares, si quieren volver a ganar.
Sólo una inteligencia adormecida puede dar por supuesto que los bolos ya están pinaos, como dicen en mi tierra. Plantados efectivamente están, pero en el juego del emboque gana quien más puntos sume en las dos vueltas: desde el tiro, la primera, y luego desde el birle. Suelen tirarse más bolos birlando desde donde cayó la bola de subida, siempre más próxima a la caja, salvo que en la primera tirada se consiga el emboque, cosa harto difícil. Aplíquense todos el cuento.
Por su parte los socialistas deberían fijar y definir sus propósitos de gobierno y dejar de poner sus mejores esfuerzos en negar evidencias como la paulatina salida de la crisis, o en disputar con los asaltantes al sistema quién tiene la radicalidad más larga. La estabilidad que el bipartidismo proporciona en todas las democracias parlamentarias es cosa de dos, de las dos formaciones que hasta ahora la han garantizado.
Lo de la responsabilidad, tampoco recordarlo está de más, debería incitar a todos, socialistas, populares, nacionalistas, comunistas y otras minorías del amplio espectro constitucional, a hacer frente inteligentemente a quienes proclaman su ambición de destruir el sistema. Ahora se valen de las reglas de juego, pero si alcanzaran su propósito los demás no podrían jugar como ahora ellos lo hacen, los mal encarados leninistas y los secesionistas sin vuelta atrás. Cortar sus pretensiones debería constituir programa común de la mayoría del país y despejar ambiciones personales. ¿Hay necesidad de poner nombres?
Me quito el sombrero.. Felicidades para el articulista.