No han cambiado las circunstancias, las cosas están como estaban; no hay pues excusas para incumplir tantas palabras dadas. En dos semanas el Presidente del Gobierno se ha desmentido con empeño inusual. Ello invita a pensar que tampoco las nuevas palabras vayan a ser cumplidas.
Sánchez es un caso singular en la historia de nuestra democracia. Hasta ahora cada Presidente llegaba a La Moncloa pertrechado con los votos suficientes para llevar a cabo una misión conocida por los electores. No siempre tuvieron los necesarios, pero sí bastantes como para poder manejar alianzas con terceros de menor fuerza parlamentaria.
La misión de Sánchez era conocida porque la lleva encima desde que perdió la primera de las elecciones con las que redujo el socialismo a la inanición. Más que misión, un afán único: ser presidente; como fuera, con quien fuera y para lo que fuera. O fuese.
Para lo que las imágenes de cada momento dispongan. Y así va enladrillando su ascensión a los cielos con ladrillos de cristal de mil colores, tantos como los gustos de una eventual clientela contrariada, o meramente aburrida al cabo de seis años de gobierno rajoyano. Continue Reading ▶






