Superados en gran parte diversos motivos de discriminación, como el sexo, la religión o la raza, los nuevos agentes políticos autoproclamados regeneradores han levantado dos nuevas barreras incapacitadoras: la edad y el estatus sociopolítico cultural de los ciudadanos.
Para el protagonista único de Ciudadanos los nacidos antes de 1978 están incapacitados para la nueva política. Para su homólogo de Podemos hay que acabar con los de la casta. Por eso, entre otras razones, no puedo prestar mi voto ni a unos ni a otros. Nací bastante antes del 78 y estoy seguro de que para los bolivarianos soy un espécimen de la casta, un castizo.
Pese a lo que encarna atentar contra la igualdad de los españoles, que ese es el efecto de toda discriminación social, dicen que ambas formaciones van a pescar votos de los desencantados que las formaciones clásicas, aquí y allá, van dejando con sus torpezas. Su virtud se llama oportunismo: están ahí en el momento preciso. Hablando seriamente no se advierte otra habilidad.
Hace nueve años Albert Rivera se retrató en pelotas para presentar su candidatura en unas elecciones catalanas. Y consiguió tres asientos en aquel parlamento regional. En las siguientes despelotó a sus seguidores, y el grupo se multiplicó por tres. Continue Reading ▶






