Pero usted qué se ha creído

Más que póker, escalera

Más que póker, escalera

Pedro Sánchez debió de quedarse atónito ante el rosario de exigencias que Iglesias iba desgranándole en su discreta primera cena. Eso de la tolerancia cero frente a la corrupción no me lo repite usted en público, pudo haber cortado el sosías de Zapatero, para quien el tablao andaluz que levantaron sus expresidentes Chaves y Griñán piensa que es cosa de Susana Díaz.

Y en todo caso, ¿con quién se cree usted que está hablando? Es como si yo le buscara las cosquillas con la beca de Errejón, la evasión fiscal de Monedero o la imputación de su querida ex concejala de Rivas que hoy se atreve a proclamarle indiscutible líder de la izquierda ante las próximas elecciones generales. ¿Pero ustedes que se han creído?

Mire Pablo, para casta la suya; la de quienes piensan que el resto es tonto o subnormal, como calificó usted a mi compañero Carmona del que ahora tanto necesitan. Porque ese desprecio por el resto de la humanidad, como el emparejamiento endogámico –Tania Sánchez, Dina Bousselham, la tangerina que adoctrinó en Políticas y ahora le asiste en el parlamento europeo-, son notas que caracterizan a las castas. ¿Pero usted qué se ha creído? Continue Reading

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La ley de Colau

Iglesias y Colau.

Iglesias y Colau.

Con una gamberra (RAE: que comete actos de incivilidad) al mando de su casa consistorial los barceloneses van a ver lo que es bueno. Ya sólo les falta que en la casa de enfrente de la Plaza de Sant Jaume se instale otro lucero del retroprogresismo de moda, o un secesionista republicano. Será el gran legado de ese pujolista que atiene por Artur y  se ha cargado la organización política de la burguesía catalana más rápidamente de lo que cabría suponer.

Pero a lo que íbamos: Ada Colau.

A Jordi, un atento seguidor de esta bitácora, le sacan de sus casillas las sandeces con que este personaje ha irrumpido en la clase política. Lo de la ley que si no gusta no se cumple es de salir corriendo Ramblas abajo hasta el puerto y sin volver la vista atrás. Ada, o Hada porque parece de otro mundo, ha proferido la más rotunda negación de la democracia que se le puede ocurrir a un cargo electo; se ha ciscado en el Estado de derecho del que está dispuesta a administrar una parcela.

“Si hay que desobedecer las leyes que nos parecen injustas, se desobedecerán” ha dicho textualmente. No se ha presentado a unas elecciones para trabajar en la factura de leyes y decretos, para cambiar lo que piense que haya que cambiar, para innovar en lo que está por hacer; no.

Tampoco le movía el afán de mejorar las capacidades de su ciudad, dar trabajo a los noventa y siete mil parados que allí malviven; no. Fruto de sus amenazas ha sido la cancelación de un proyecto hotelero de primera magnitud sobre un inmueble ya construido en la confluencia de la Diagonal con el Paseo de Gracia. Continue Reading

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De guetos y mayorías

¿De otros tiempos?

¿De otros tiempos?

Se ha instalado en la opinión política el principio de que los votos cuentan menos que los apaños. Tener más votos no significa ganar unas elecciones; eso queda para las democracias del tres al cuarto, con sistemas electorales mayoritarios, o de segunda vuelta, como la británica, la alemana o la francesa.

En la nuestra la mayoría de sus agentes ha decidido tirar por la calle de en medio: el país se divide en dos, la derecha y el resto; y todo lo que la derecha no cope por mayoría absoluta corresponde a ese resto donde vivaquean socialdemócratas, comunistas, radicales antisistema y otras minorías sociales.

Las diferencias dentro de tan heterogéneo grupo no son de matices; en la mayoría de los casos los separan profundas quiebras históricas, ideológicas, sociales y culturales. Pero acaban siendo salvables gracias al calor del poder. ¿En qué más pueden coincidir Manola Carmena y Antonio Miguel Carmona, por poner un ejemplo? Continue Reading

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El poder ¿para qué?

Rajoy con sus coroneles, otros tiempos

Rajoy con sus coroneles, otros tiempos

El putsch de los coroneles populares contra Rajoy es prueba de que los tiempos están cambiando; no siempre es cierto aquello de que la victoria tiene cien padres pero la derrota es huérfana. Los populares han reaccionado como nunca lo hicieron. Achacan la pérdida del imperio local que ostentaban a la dejación del poder que simboliza la frialdad de su presidente. Comienza la renovación.

Pero la regeneración no parece que vaya a ser lo que era. Si las elecciones del domingo han servido para que el PSOE vuelva a poner en la presidencia de Cantabria a mi amigo Revilla con la pasividad o apoyo de Podemos, por poner un ejemplo, la regeneración habrá pasado de valor necesario a ser un mero sarcasmo.

La arena política, el gran ruedo nacional en que se han lidiado durante más de tres décadas ideas, intereses y toda suerte de apetencias, se ha transmutado en un plató a la hora del casting del que saldrán los protagonistas de la teleserie para la próxima temporada.

El pueblo llevó a los candidatos hasta la puerta de la sala, hasta ahí llegó su poder. Lo que ahora suceda, la selección del cuadro de actores principales, es cosa de los productores y sólo de ellos. Y el juego de sus influencias, y capacidades para generar rentas futuras, determinará el reparto final de los papeles estelares; el llamado poder. Continue Reading

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El PP necesita resetearse

Rajoy y su equipo

Rajoy y su equipo

Tiene Razón Rajoy cuando repite lo que ayer aquí señalábamos, que el PP es el partido más votado, con más concejales, etc. Pero si no se sacude las orejeras que le impiden ver la realidad social no creo que llegue muy lejos yendo por la vía que ayer señaló.

Al concluir la reunión de su comisión dijo: “hemos ganado las elecciones europeas y las municipales. Ahora toca dedicarnos a fortalecer la confianza que nos siguen dando los españoles para ganar las próximas elecciones generales y conseguir ese objetivo irrenunciable que es dejar atrás de manera definitiva la crisis, crecer y crear empleo”.

Y está bien que lo diga, siempre que no se lo crea; o mejor dicho, siempre que esté dispuesto a acometer en su propia casa el cambio que estas elecciones han impuesto. Si no, de triunfo en triunfo llegará a la derrota final.

Cambio de muchas cosas, tantas que quizá no cuente con el tiempo suficiente y el personal necesario a punto.

Tres o cuatro ejemplos: Continue Reading

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El arte de perder ganando

El mandato del pueblo

En nombre del pueblo

En las elecciones municipales los populares alcanzaron ayer seis millones de votos, cuatrocientos mil más que los socialistas; en porcentaje, veintisiete contra veinticinco. En términos de concejales, dos mil más. Fueron los más votados en 3.415 municipios, de ellos con mayoría absoluta en 2.762. En el caso del PSOE esas cifras fueron 2.469 y 1.934 respectivamente. La suma de lo conseguido por el resto de las formaciones, incluidos los emergentes, alcanzó un total inferior al registro del PP. Y, sin embargo, cabe decir que los populares han perdido las elecciones en que se juega el poder local.

Es una de las paradojas de nuestro sistema electoral. Más allá de las listas cerradas y demás efectos de la partitocracia instaurada, estas elecciones ponen de manifiesto la singular paradoja de que el ganador puede salir como perdedor. Sobre todo cuando uno se empeña en correr en solitario, y en los otros se acaba imponiendo el afán de desalojar al ganador por encima de cualquier otra consideración.

El poder local es una de las palancas decisivas para la articulación de una mayoría nacional. Así lo han venido demostrando las sucesivas alternancias que se produjeron en su seno, luego trasladadas al gobierno de la nación. Esa posición está a punto de perderla el PP si enfrente se coaligan las llamadas fuerzas de izquierda, con la colaboración o no de alguna otra bisagra, caso de C’s, con ganas de participar en el reparto de los presupuestos públicos. Continue Reading

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