Los españoles estamos sometidos a una larga cuarentena, doce meses nada menos, impuesta por los procesos electorales. Dicho estado no favorece el desarrollo de los mejores esfuerzos que el país necesita para salir adelante.
Comicios sólo tocaban dos, uno en la primavera y en el invierno el segundo, pero la preboste andaluza y el cabecilla catalán decidieron adelantar los suyos a la primavera y otoño, respectivamente, por intereses personales y sin reparar en gastos.
Entre cánticos de sirenas y pesadillas, zancadillas y descalificaciones se perderán buena parte de las capacidades y tiempo disponibles para combatir las dos principales pandemias nacionales, el paro y la corrupción, y poder restaurar la democracia parlamentaria usurpada por una absurda partitocracia.
El número de despropósitos es tal que ya nada, ni ver cómo dos altas autoridades del Estado se ciscan en los intereses generales del país, supone motivo de escándalo aparente.
Pero la corriente va por dentro, y la hartura ante tantos desvaríos deja abierta la arada a sembradores de cualquier novedad; desde el comunismo caribeño más rancio hasta la refrescante imagen de un bonito packaging con vaya usted a saber lo que lleva dentro. Continue Reading ▶






