El águila y la termita

Zapatero vendiendo a la ONU la Alianza de las Civilizaciones.

El viaje del doctor Sánchez a Jerusalén, no se sabe en calidad de qué, si como primer ministro del gobierno español o de presidente de turno de la UE acompañado por su sucesor y homónimo belga, De Croo, ha dejado huella de la ensoñación en que vive.

Resucitó ante las autoridades judías al profeta Rodríguez Zapatero, el de la Alianza de las Civilizaciones islámica y occidental que propuso en Naciones Unidas para combatir el terrorismo más allá de las armas, dieciséis años ha.

Después de leer la lección al jefe del gobierno israelí para resolver el problema que sigue tan campante, mata, tortura y destruye el enclave judío en la antigua Palestina, el doctor se manifestó en todo su esplendor:

He propuesto junto con otros jefes de Estado convocar cuanto antes una conferencia internacional de paz…”

Ahí lo tienen, autoproclamado jefe de Estado. El ridículo que hace unos años perpetró al situarse junto a los reyes para recibir pleitesía de cuantos asistían a una recepción en Palacio ya revelaba la elevadísima estima que el personaje guarda de su propia persona. De ahí que se adelante al Rey, único jefe de este Estado por cierto, al atravesar puertas o circular por los salones; y hagamos como que no vimos la disputa por su silla en el juramento de la Constitución por la princesa de Asturias, a cuya vera pretendía sentarse.

No, no vive en las nubes; se siente como el águila, capaz de volar lo más alto y caer como el rayo sobre la presa que prende para saciar su avidez, su ambición.

Puesto a elegir leyenda para el escudo de armas con que blasonarse copiaría, cosa tan suya, los versos del divino Juan de la Cruz:

Tras de un amoroso lance / y no de esperanza falto / volé tan alto, tan alto, / que le di a la caza alcance.”

Pero ¡ay!, la luz de la realidad le despertará trocando el sueño en pesadilla. Nunca voló, las termitas no vuelan; reptan, se cuelan por cualquier rendija hasta llegar a la celulosa que les sacia. Taimadamente devoran vigas y columnas, dividen hasta fragmentar puntos de resistencia de sólidas construcciones y así llegan a derrumbar las torres más altas.

El jefe de la turba se reserva el papel estelar: arruinar la base de nuestra convivencia horadando por detrás el marco constitucional.

Terminará en llegándole su San Martín.

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En manos de la Justicia

El TS corta los bombos mutuos con el dinero del contribuyente, Delgado y García Ortiz

Acogerse a sagrado. Tiempos aquellos en que los perseguidos podían buscar la protección de otra autoridad. Hoy y aquí muchos buscan esa autoridad bajo la que guardarse de políticas sectarias que estrujan principios radicales de nuestro modelo de convivencia, como el de legalidad, la división de poderes o el respeto a las minorías. Hace siglos iglesias y monasterios cumplían ese papel. Hoy y aquí, sólo tenemos la Justicia.

¿Por qué si no el doctor Sánchez ha puesto tanto empeño en afrentarla interviniendo su autonomía, politizándola con nombramientos partidarios, no devolviendo a los magistrados la capacidad de elegir a sus representantes, tal como consta en la Constitución y, entre tanto, atascando el acuerdo preciso con la oposición para renovar sus órganos de gobierno?

El hecho de que el Tribunal Supremo hoy haya anulado el ascenso de la exministra de Justicia Dolores Delgado a la máxima categoría de la carrera fiscal es señal de que aún quedan clavos de los que agarrarse, por muy ardiendo que parezcan estar. Dictada por unanimidad, la sentencia considera que aquel nombramiento del Gobierno, el pasado año, supone un ejercicio de desviación de poder con la única finalidad de promover a Delgado tras dejar el cargo de fiscal general del Estado.

Tal y como informa la redactora competente de “El País”, la promoción de fiscal rasa a fiscal de sala de lo Militar la hizo el Consejo de ministros a propuesta del actual fiscal general, Álvaro García Ortiz. Este había sido número dos de Delgado cuando aquella aterrizó en la Fiscalía General tras dejar el cargo de ministra de Justicia, y la sucedió en la cúspide del ministerio público.  Un simple escándalo más; bombos mutuos a costa del contribuyente.

Si García Ortiz tuviera un instante de lucidez dejaría colgado al doctor; bueno, lucidez y un buen abrigo, que ya se sabe que fuera hace mucho frío. Pero él, como los vocales que su jefe ha metido en el Constitucional una vez testados en su gabinete, nunca pasarán por las orcas caudinas; su probada obediencia les evita el sonrojo de hacer lo que saben que no debieran hacer. Qué se le va a hacer.

No, de Conde Pumpido no hablamos, ¿para qué?

Ni por otras razones mentaremos los nombres de jueces y magistrados honorables, como la inmensa mayoría lo son, que se sienten ofendidos por la prueba de sangre a que les quieren someter, ese dichoso lawfare que el doctor ha hecho suyo a instancias de golpistas y otras malas compañías. El acoso judicial será una palanca más en manos del común para poner en su sitio a la artificiosa mayoría de falso progreso; al tiempo.

No caben más esperanzas… serias, naturalmente, que en la Justicia. Especular con el resultado de las elecciones vascas, el cabreo de las chicas de Iglesias, o que García Page y otras coartadas que el doctor guarda con esmero den un paso al frente, es ejercer de supervisor de nubes. ¿Recuerdan a Rodríguez Zapatero?

No hay que desesperar, aquel profeta del sanchismo cayó aplastado por una mayoría absoluta de españoles hartos de tantos estólidos desatinos.

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Alto perfil político

Berlín, guerra fría. Los muros siempre acaban cayendo.

Ya lo saben, el doctor Sánchez levanta un gobierno de alto perfil político, y por si no se han enterado lo repite dos veces: alto perfil político. Quizá la clave esté en el nombramiento del exalcalde Puente que tan brillante papel, a la par que inteligente, desempeñó al cubrir el desprecio con el que el doctor mostró su desdén en el proceso de investidura protagonizado por Feijóo.

Puente, don Oscar, conocido en Valladolid por la finura de sus formas y fondos dialécticos, elevó aquella sesión hasta un perfil político pocas veces superado por el sanchismo. Y lo hizo con la naturalidad de leer un papel escrito en las oficinas del doctor, soflama de tan alto perfil que hasta el propio Sánchez no se atrevió a interpretar. Patxi López parece que tampoco.

Pero ahora sí, parapetado tras cuatro vicepresidentas y escoltado por veintidós ministros – ¿será por dinero? – el flamante presidente se dispone a afrontar una legislatura de alto perfil político. Tan alto como el muro con el que está partiendo en dos la sociedad española. Lo ha conseguido en la super estructura política, cuya centralidad ha hecho volar por los aires. Lo peor es que el fenómeno está permeando hasta el seno de las familias.

Estrafalaria obsesión la de erigir muros en estos tiempos. Los comunistas construyeron el de Berlín para impedir que la gente escapara del paraíso del Este. Años atrás, los soviéticos habían descorrido el famoso telón de acero para ocultar el sol de la libertad que brillaba al otro lado; el de las personas libres, el progreso y la paz. Y el mundo vivió décadas de una estéril guerra enfriada por las amenazas nucleares.

Un gobierno de alto perfil político para una legislatura de alto perfil político. Y cómo no va a serlo teniendo politizadas hasta la médula las instituciones creadas para la defensa de los ciudadanos que viven libres bajo el amparo de la ley. La judicatura amenazada por comisiones parlamentarias, el alto tribunal de garantías okupado, como el cuerpo técnico del parlamento asaltado hace unos días para impedir cualquier veleidad de carácter técnico sobre la amnistía. Por cierto, tramitada por Moncloa como proposición de ley para impedir los informes técnicos previos a los proyectos gubernamentales.

Todo es una mentira, como ha ratificado el super ministro Bolaños. Desde marzo llevan dándole vueltas al atropello de las bases de la soberanía nacional y burlando a los electores convocados dos veces ante las urnas sin información tan relevante.

Hablar de alto perfil político ante el vuelo gallináceo de un gobierno como el vendido hoy por el doctor Sánchez es un mero oxímoron.

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No habrá salida…

El río que nos lleva entre dos riberas.

No habrá salida, real, mientras no se rompan las cadenas del “no es no”. El torticero empeño en ganar los votos precisos para hacerle presidente está rompiendo la convivencia entre los españoles. Un pan como unas tortas, ahí está el éxito de los que dicen tener la fórmula para pacificar Cataluña: destrozarla en el conjunto de la Nación. Continue Reading

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Judicializar o politizar la Justicia

Presidentes del Gobierno y del Tribunal Constitucional en el Congreso.

Un pertinaz proceso de falseamiento de la realidad tiene sojuzgada a la opinión pública.

Nadie está tratando de resolver el problema político creado por los nacionalistas catalanes o vascos. La realidad es que, para poder presidir un futuro gobierno, alguien necesita sus votos. Y para comprarlos Sánchez no para en barras. Continue Reading

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Lealtad y respeto

Almuerzo en Palacio tras la Jura de la Princesa de Asturias.

El presidente felón se atrevió a brindar “lealtad y respeto” a la princesa de Asturias. En cuestión de horas veinticuatro acreditó su desmedida capacidad para traicionar la palabra dada.

La venta a los golpistas catalanes de su eventual presidencia del Gobierno atenta contra los fundamentos del Estado de derecho, es decir de nuestra monarquía parlamentaria. ¿Respeto a la Corona, lealtad a su heredera? Continue Reading

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