Como en Cataluña, el cáncer nacionalista hace metástasis en el partido socialista del País Vasco. Iceta se ha travestido de Idoia para regocijo de aquel Sánchez y pesares de la gestora. A este paso la marca PSOE no la reconocerá ni la madre que la parió, como Guerra dijo de España cuando arribaron al poder hace treinta y tres años ya.
De entrada, la mayoría de los partidillos federados ya han suprimido la O con que hace siglo y cuarto lo trajo al mundo Pablo Iglesias I, el Respetable. La E de España se transmuta en V de Valencia, o C de Cantabria y hasta en la vieja Castilla lo han rebautizado como PSCyL. Los asturianos, para no ser confundidos con el PSA andaluz, se llaman FSA-PSOE, al estilo de los manchegos: PSCM-PSOE.
¿Radicará en esta sopa de letras la causa de que todos ellos hayan alcanzado la condición de perdedores?
Hace dos mil años alguien dijo aquello de que “ninguna casa dividida contra sí misma prevalecerá”. Y aún quinientos antes, Esopo contó la fábula de los juncos: el viejo padre da a sus hijos el último consejo mostrándoles un manojo de juncos atados con una cuerda. Tratad de romperlo; imposible respondieron ellos tras diversos intentos. Desató la gavilla y les dijo: ¿veis? uno a uno son frágiles y resulta muy fácil quebrarlos; aprended la lección: la unión hace la fuerza. ¿Por qué no aprenden aquí? Continue Reading ▶






