Ha hecho lo que debía hacer, lo que tenía que hacer. Francisco Camps deja la presidencia de la Generalitat valenciana de forma inmediata y se declara inocente, víctima de un montaje, insidia, etc. Su discurso ha sido rotundo, tonante. Ha quebrado las especulaciones que esta misma mañana le situaban pagando multa para librarse del banquillo. Con su dimisión, si no hay sorpresas, habrá banquillo; y quizás en plena campaña electoral.
Rajoy ha agradecido inmediata y públicamente el ejercicio de “generosidad y responsabilidad” del dimisionario.
Este desenlace provisional viene a confirmar, a mi juicio, dos cosas: que Rajoy sabe gobernar, y que Camps no es imbécil. Políticamente el caso queda zanjado. Camps se sentará o no en el banquillo, pero en cualquier caso se ha despojado de todo aparato y tratamiento, y el hasta hoy Molt Honorable se defenderá por sus propios medios. De ello sale ganando la Generalitat, y los valencianos que le han dado la mayoría absoluta en tres ocasiones; la última hace un par de meses.
Por su parte Rajoy ha demostrado tener el temple necesario para dejar que los procesos sigan su curso natural. En este caso, ha respetado la libertad del inculpado seguramente consciente de que su conciencia le conduciría a dar este paso. Lógicamente, miserias de la política cotidiana, los adversarios tirarán ahora sobre él la munición que acopiaron contra “el de los trajes”. Entra en el sueldo, suele decirse. Pero lo cierto es que procesos enquistados de esta naturaleza comienzan a resolverse llegado al máximo grado de deterioro; la lisis, la rotura de las autodefensas.
Está por ver el final del último acto. Camps ha puesto hoy demasiado énfasis en su inocencia. La inocencia se demuestra andando y la mentira tiene las patas muy cortas. Su envite es realmente fuerte. Ha ofrecido su sacrificio personal en el ara del triunfo de Rajoy y su partido. Muy seguro tiene que estar pues de su defensa. En todo caso ha cumplido con creces lo que hace cuatro días aquí mismo se le pedía porque más que suspender sus funciones, ha hecho un sonado mutis.