Haber desenterrado el hacha secesionista en plena crisis constituyó poco menos que una traición. Parece como si los felones hubieran buscado el momento más inoportuno para que los responsables del país se ocuparan de su dislate. El gobierno nacional estaba en salvar al país de la quiebra a la que tanto contribuyeron, y siguen haciéndolo, los gobiernos de la Generalitat. En ese contexto, meter en la agenda política un asunto de gran calado constitucional son ganas de pegarse un tiro en el pie.
Las autoridades catalanas han tratado de revestir la cuestión como la maduración imparable de un sentimiento represado durante siglos; es decir, un movimiento heroico en tono mayor. Cuando la realidad es más pedestre: la incapacidad parlamentaria para aprobar sus presupuestos. Esa fue la razón por la que los representantes de la burguesía nacionalista entregaron su iniciativa a la izquierda republicana independentista. Y la consecuencia no podía ser distinta de lo que ha sucedido: suscitar un problema de estabilidad y confianza en la nación precisamente en el momento en que ha revertido el grueso de la crisis. Y también, lo que no es menor, producir en el electorado el sorpasso de ERC sobre CiU. Continue Reading ▶