Fue una obra teatral británica escrita durante nuestra guerra civil la que alumbró la expresión hacer luz de gas. Consiste en maniobrar lo necesario para marear al de enfrente hasta inducirle alucinaciones que le lleven a temer que está loco.
Varias películas posteriores, años cuarenta, lo difundieron masivamente. Cukor dirigió en la más conocida a Charles Boyer haciendo luz de gas a Ingrid Bergman, con cuyo papel de doliente esposa conquistó el primero de sus tres Oscar.
Puro maltrato psicológico.
Pues en eso trabaja sin descanso el gabinete de imagen -que de otra cosa no tiene- del Gobierno. Se trata de castrar la capacidad de análisis de la opinión pública atentando psicológicamente contra el ciudadano. Para ello ponen sobre la mesa asuntos sin otro fin que el de desviar la atención sobre lo realmente importante.
Algo parecido al timo del trilero y la bolita. Dónde está la bolita sólo interesa al ingenuo que se ha visto arrastrado hasta la mesa de juego por los ganchos del timador. Allí le ceban haciéndole ganar un par de envites iniciales hasta que confiado acaba perdiendo hasta la hijuela. Continue Reading ▶






