Defiende Patxi López, el diputado socialista que hace siete años espetó a Sánchez “Vamos a ver, ¿Pedro, sabes lo que es una nación?” y ahora funge como escudero de su antiguo rival, que Begoña es una institución española. Sus palabras: «La indignidad del PP defendiendo a Milei en sus insultos y barbaridades y no defendiendo a las instituciones de su país demuestra que el que no vale es él. No está a la altura«.
La cosa parece grave salvo que carece de sentido, visto lo que realmente dijo Feijóo, tras condenar la actitud del presidente argentino: «El debate no es Sánchez o Milei, sino hipérbole o sentido común. Y nosotros apostamos por la racionalidad que está faltando en las últimas semanas«. Y añadió: «Los intereses de españoles y argentinos no pueden estar secuestrados por esta forma de hacer política«.
Lo sucedido revela hasta qué punto está Sánchez patrimonializando los intereses nacionales. La retirada de la embajadora en Buenos Aires sin billete de vuelta es la última ratio en las relaciones diplomáticas. Extraño Gobierno en el que, diciendo que podrían tomar más medidas aún, el ministro del ramo parece ignorar que no cabe nada más allá, en diplomacia.
Un poco de prudencia no le vendría mal al tal Albares para cumplir su misión de defender los intereses españoles presentes en aquel país hermano que hoy regenta tan atrabiliario personaje.
Tal dejación de funciones se ve agravada por el reclamo sanchista a las empresas españolas para que muestren su patriotismo alineándose con el Estado del Reino de España frente al ofensor de su persona y circunstancia.
Qué importa que tres días antes se difundiera el documento gráfico de la reunión empresarial; la fachoesfera de los negocios con la extrema derecha internacional. Su publicación no estaba prevista en el protocolo de aquella reunión. A veces pasan cosas…
Cosas de locos, enfrentamientos trufados de antecedentes. Como la descortesía de Sánchez al no felicitar a Milei por su presidencia, máxime después de haber apoyado al candidato rival, el peronista Sergio Massa. Y qué decir del fino comentario del ministro Puente atribuyendo al presidente argentino el “consumo de sustancias”, a guisa de bienvenida a nuestro país.
Como los cinco días de vacancia lo fueron una semana antes de las elecciones catalanas, el calentón de boca del intemperante argentino está siendo utilizado como arma electoralista ante las urnas europeas. España ofendida por un mequetrefe, ¿vamos a aguantarlo? Salgamos a las calles y plazas, papeleta en mano salvemos nuestras instituciones, no pasarán.
Que la esposa de un primer ministro sea una institución del país… manda narices.
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