¡Viva el Rey de España!

Don Felipe VI en Villafranca del Bierzo, junio 2024

Un hombre de palabra. En junio de 2014, concretamente el día 19, con la misma claridad que habló sobre la unidad de la Nación, el Rey Felipe VI afrontó un problema de hondo calado, la falta de ejemplaridad en la vida pública.

Los ciudadanos demandan con toda razón que los principios morales y éticos inspiren, y la ejemplaridad presida, nuestra vida pública. Y el Rey, a la cabeza del Estado, tiene que ser no sólo un referente sino también un servidor de esa justa y legítima exigencia”.

Dicho y hecho. Sus palabras reflejan el concepto que este hombre tiene de la autoridad, su responsabilidad ante el país y que en él no cabe la sombra de apaños. La actuación del Rey es una señal de bonanza entre la tormenta de desgracias que vivimos. Continue Reading

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El churro nacional

Yolanda Díaz se va pero no se va, que fuera hace mucho frío.

El trágala de la llamada ley de amnistía demuestra la incapacidad de este Gobierno para gobernar. Se acaba la fiesta. Todo empezó hace cinco años con aquel “no es no” con que un osado personaje rompió amarras con el resto del mundo. Y rubricó su desafío cuando añadió “¿qué parte del no no ha comprendido? Pues de aquellos vientos han llegado las presentes tempestades.

El preterido estreno de la ley de amnistía, semana y media hibernada, ni el propio Gobierno se atrevía a publicarla antes de las elecciones, tan indecente que su presidente se ha cuidado muy mucho en alejarse de ella durante su gestación, demuestra la impericia de la troupe que baila en torno a la figura del saltimbanqui.

Todos han repetido a coro que la amnistía es la garantía de la paz entre catalanes, del reencuentro entre españoles, y hasta que la ley es clarísima cuando quienes han de aplicarla no saben por dónde empezar.

Presumen de ella como si la hubiesen parido después de sesudas noches de estudio alejados de las distracciones que la política procura; como si un tal Cerdán no hubiera volado por media Europa con el borrador bajo el brazo, como si el prófugo de Waterloo no hubiera puesto hasta los plazos para rescatar la honorabilidad de la sagrada familia de los Pujol, etc.

Terminarán como la chavalería que corría hasta despeñarse tras el flautista de Hamelin; acabarán como Yolanda. Yolanda, quien tras confesarse incapaz para dirigir un partidillo político se auto confirma como vicepresidenta de todo un Gobierno. Sí, que fuera hace mucho frío.

El desenlace de la trama montada por Sánchez será tan complicado como doloroso. El muro, las líneas rojas, la ruptura del dialogo inherente a toda democracia representativa, ha echado raíces en la sociedad, hasta en esas células básicas que constituyen las familias.

La situación está retrotrayendo la vida política nacional a los años treinta del pasado siglo. Lo absurdo, lo que no tiene perdón, es que la simiente de la crispación, de los odios apenas contenidos, no sea ideológica. No se trata de modelos encontrados de sociedad, lucha de clases o intereses; no, todo parte de la proyección de un ego desmedido que hace del disfrute del poder su motor vital.

Y así sucede lo que estamos viendo con la ley de amnistía. Un asunto de trascendencia tal sólo puede abordarse desde un consenso social generalizado. Las mayorías parlamentarias no son suficientes, máxime siendo tan exiguas que los promotores del trágala obligan a sus disciplinados diputados a pernoctar en Madrid, como ha sido el caso.

Y así salen churros como la “ley de amnistía para la normalización institucional, política y social en Cataluña”, de tan costosa digestión y presunta inaplicación. El churro nacional.

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Pedro se parapeta tras Begoña

Sánchez y Begoña en un mitin

Más allá de lo ridículo, guarecerse  de la que le está cayendo por medio mundo tras la figura de Begoña es un abuso machista de la peor especie. Pero el macho alfa, el puto amo como le define su ministro Puente, no tiene en su almario espacio para la vergüenza. Por el contrario, gusta al primer ministro actuar como jefe del Estado; un día se pone en la fila del besamanos en el salón del Trono, y otro habla de “Begoña y yo”, como ayer en Benalmádena.

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Extrañeza y tranquilidad

Begoña Gómez, investigada

Esa es la consigna repetida con precisión por los miembros del gabinete sanchista ante la imputación formal de la mujer del presidente por la comisión presunta de dos tipos de delito: tráfico de influencias y corrupción en el sector privado.

Hablar de extrañeza ante una eventualidad conocida desde hace meses es un oxímoron. Y vista la rabiosa misiva a la ciudadanía firmada por el “puto amo”, la segunda en tres semanas, exhibir tranquilidad es de aurora boreal. Continue Reading

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Guerracivilismo

Un buen resumen gráfico de la jornada

El sanchismo ha dado hoy en el Congreso lo mejor de su mismidad al destrozar la concordia nacional para mayor gloria del césar fundador.

En Madrid, a madia mañana, se representó el ensayo con todo, letra, música y vestuario, de una eventual guerra civil española. Otra más. Continue Reading

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Salzburgo rinde homenaje a Plácido Domingo

 

The Salzburg Whitsun Festival, renowned for its celebration of classical music and opera, was the perfect setting for a gala marking the 50-year milestone of Plácido Domingo’s illustrious career. This grand event, featuring an exquisite selection of arias and duets from Rossini, Bizet, Massenet, Verdi, and selected Zarzuelas, was a spectacular homage to one of the most legendary figures in the operatic world.

From the moment the Münchner Rundfunkorchester, under the deft baton of Marco Armiliato, launched into the overture from Verdi’s «Nabucco,» the audience was transported into a realm of musical brilliance. The orchestra’s performance was vibrant and dynamic, setting a powerful tone for the evening’s proceedings.

Giuseppe Verdi’s compositions dominated the program, a fitting choice given the composer’s significant role in Domingo’s career. The evening began with the overture to «Nabucco,» a piece that perfectly showcased the orchestra’s precision and Armiliato’s insightful direction.

Following this, the hauntingly beautiful scene and aria ‘Tombe degli avi miei’ — ‘Fra poco a me ricovero’ from Donizetti’s Lucia di Lammermoor was delivered with exquisite emotion. This portrayal of Edgardo’s despair was deeply moving, capturing the audience’s heart from the very first note. Verdi’s Macbeth brought a dark and dramatic shift with ‘Perfidi! All’anglo contro me v’unite!’ — ‘Pietà, rispetto, onore’. The performance was nothing short of masterful, his rich, commanding voice conveying Macbeth’s turmoil and defiance with gripping intensity.

A highlight of the first half was undoubtedly the duet ‘Pura siccome un angelo’ from Verdi’s La traviata. The chemistry between Violetta and Giorgio Germont was palpable, their voices blending in a sublime harmony that beautifully illustrated the poignant dynamics of the scene. Rossini’s ‘Asile héréditaire’ from Guillaume Tell was another standout moment, where the tenor’s agility and control were on full display. The aria’s demanding passages were executed with breathtaking precision, showcasing a vocal prowess that left the audience in awe.

Verdi’s ‘Elle ne m’aime pas !’ from Don Carlos and Massenet’s ‘Ô souverain, ô juge, ô père’ from Le Cid were delivered with equal passion and skill, each aria unfolding a narrative of love, longing, and regal despair that resonated deeply with the listeners. The first half concluded with the poignant duet ‘Mira, di acerbe lagrime’ from Verdi’s Il trovatore, a stirring blend of voices that perfectly encapsulated the tragic beauty of Verdi’s masterpiece.

After a well-deserved interval, the performance resumed with Bellini’s overture to Norma, a piece that was executed with a delicate balance of drama and lyricism. The aria ‘Casta Diva’ that followed was a sublime invocation, with the soprano’s voice of Aida Garifullina soaring gracefully, embodying the ethereal beauty of Bellini’s music. Bizet’s Les Pêcheurs de perles brought a delightful contrast with the duet ‘C’est toi’ — ‘Au fond du temple saint’. The blending of tenor and baritone voices created a mesmerizing sonic tapestry, evoking the exotic allure of Bizet’s score.

The inclusion of zarzuela pieces added a distinctive charm to the program. Federico Moreno Torroba’s ‘Amor, vida de mi vida’ from Maravilla and Manuel Penella’s ‘Torero quiero sér’ from El gato montés showcased Domingo’s deep connection to his Spanish roots. His interpretation was passionate and authentic, breathing new life into these lesser-known but profoundly beautiful works.

Cilea’s ‘Io son l’umile ancella’ from Adriana Lecouvreur and Tchaikovsky’s ‘Kuda, kuda’ from Eugene Onegin were poignant reminders of the operatic world’s vast emotional range. Each aria was a testament to the performers’ ability to convey the deepest of human emotions with their powerful and expressive voices. The concert was a fitting tribute to Placido Domingo’s illustrious career, each piece a gem that highlighted the timelessness of his artistry. The combination of celebrated classics and evocative zarzuelas created a rich, varied program that delighted and moved the audience. It was an evening of profound musical beauty, a celebration of an extraordinary artist, and a testament to the enduring power of opera.

The tribute to the opera career of Placido Domingo was celebrated by Aida Garifullina, Elena Stikhina, Sonya Yoncheva, René Barbera, Bekhzod Davronov, Dmitry Korchak, Rolando Villazón and Erwin Schrott. The «50 Years of Domingo in Salzburg» concert was not just a celebration of one man’s illustrious career but also a radiant beacon of the timeless beauty and power of opera. Each performance throughout the evening was a testament to the extraordinary artistry that has defined Domingo’s legacy and continues to inspire audiences around the world. As the final notes echoed through the hall, the air was thick with a sense of awe and appreciation.

Placido Domingo’s enduring presence on the stage, his voice resonating with unwavering strength and emotion, serves as a hopeful reminder of the boundless possibilities within the realm of opera. This celebration in Salzburg was not just a reflection of a remarkable 50-year journey but also a hopeful promise of many more years of captivating performances to come. The future of opera shines brightly, and with maestros like Domingo leading the way, its legacy will continue to flourish, inspiring new generations of music lovers and performers alike.

 

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