Se puede engañar… pero no a todos todo el tiempo
Sánchez quiso jugar a jefe de Estado y la aventura nos salió por un pico. En su soberbia, realmente inconmensurable, se le ocurrió aquello de “llamar a consultas” a los dirigentes de los demás grupos parlamentarios, cuando lo que le correspondía era echar sobre el tapete un programa propio y buscar las adhesiones necesarias, o acuerdos paralelos, para ponerlo en marcha. Eso era cumplir con el encargo real; lo demás, una estupidez como ha quedado demostrado.
Lo que no comienza por el principio suele no llegar hasta el final. El proceder el candidato frustrado ha sido una sucesión de artimañas que inhabilitaría a cualquier dirigente en el mundo de todo tipo de empresas, culturales, económicas o deportivas.
Ignorante del sabio principio que Lincoln dejó dicho, Sánchez ha pretendido engañar a todos durante todo el tiempo; nada menos que durante tres meses. Montar un gobierno de izquierda radical pero sin los radicales, para que la abstención del centroderecha le permitiera ocupar el banco azul sin la ayuda expresa de los golpistas, filo etarras y otros nacionalistas de diversa laya. El engendro ha terminado como el rosario de la aurora. Continue Reading ▶