Presidenta y Alcalde de Madrid rindiendo cuentas.
Era el título de una copla que cantaba Pepe Blanco, un riojano más chulo que el Julián de “La verbena de la Paloma”. Cada letra con su sentido: “la M de maravilla; la A viene de andoba, porque es algo pintilla; la D pa que se enteren que el alma to lo da; la R por risueño; la I por inmortal, y hay otra D que avisa que sobra dignidad”.
De aquello hace ya cerca de tres cuartos de siglo, pero en eso siguen tanto la Capital como su Comunidad. La réplica que ambas instituciones están dando a la pandemia es un modelo de servicio a sus ciudadanos, a las personas. Sin embargo, o por ello, las terminales mediáticas de la coalición gubernamental no cejan en marcarla como el centro del mal.
La realidad dicta, sin embargo, que el fracaso del Ejecutivo nacional en la gestión del problema no es función ni de Madrid ni tampoco de recortes que el anterior gobierno popular hiciera. Al gabinete presidencial y al vicepresidente en jefe la verdad les importa un comino; respiran amarrados al cuento pirandelliano, “así es si así os parece”.
Y al grito marxista de más madera, es la guerra, ponen en alerta roja sus terminales mediáticas que engrasan sin pizca de rubor con el aceite de curar las fiebres: unos milloncetes para la Cuatro y la Sexta, ¿será por dinero?
Se trata de que entre tantos ruidosos fakes y bolos ministeriales a través del plasma, los españoles no se enteren de que hay un Ayuntamiento y una Comunidad Autónoma, los madrileños, que se las ingenian para suplir con ideas y gestión la carencia general de medios. Penuria agudizada por la malévola distribución de los que el Estado allega, cuando no secuestra disponibilidades presupuestarias.
Y es que el drama de la capital estaba cantado habida cuenta de que, con una densidad poblacional de 5.322 hab/km2, la coalición gubernamental la tomó como manifiestródomo para que centenares de millares de gentes hombro con hombro corearan aquella profecía incumplida, “El machismo mata más que el coronavirus”, salida de los nigromantes pagados por el ministerio de Igualdad.
Llueva o no del cielo, el caso es que empresas tecnológicas como Carto, ForceManager y Mendesaltaren, Telefónica, Goggo Network, Google y Ferrovial, bancos como el Santander y BBVA, empresarios como Florentino Pérez, Marta Ortega y Alicia Koplowitz, artistas como De la Calva y Arcusa, los Dinámicos creadores del Resistiré, genuino himno oficioso de la defensa nacional frente a la última invasión extraña, han aportado algo de lo que cada cual sabe y tiene para dar aliento a la ciudad más dolorida.
La Comunidad de Madrid abrió el lunes una página web donde realizar donaciones destinadas íntegramente a la Sanidad y atender la situación de crisis generada por el coronavirus: http://donamadrid.madrid. En 24 horas recibió 4,5 millones. Curiosamente, a las cuarenta y ocho horas el Consejo de Ministros decretó la creación del suyo.
Bien está, pero a cada cual lo suyo. Y así mientras unos desoyeron todos los avisos internacionales y van dando volantazos a empellones de lo que viene, la presidenta madrileña Díaz Ayuso y el alcalde Martínez-Almeida son ejemplos de dignidad. Como la última letra de Madrid.
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