“No que me hayas mentido, lo que me aterra es que ya no pueda creerte”, dejó escrito Nietzsche en un breve ensayo sobre la verdad y la mentira. Más allá de su valoración ética, la acción de mentir arruina la confianza, base fundamental de la convivencia en cualquier comunidad, desde la más simples, como la familia, hasta las complejas sociedades políticas Cuando los ciudadanos pierden la confianza en sus instituciones y dirigentes la democracia se corrompe.
Acabamos de vivir un ejemplo clamoroso en el aquelarre con que Trump puso punto final a su presidencia, con el asalto al templo de la soberanía del pueblo norteamericano. El caso es digno de atención.
Su administración no ha provocado guerras militares, sólo comerciales, y permitió satisfactorios niveles de crecimiento económico. Pero ello no fue suficiente para compensar los efectos de la ruptura social provocada por su arrogante arbitrariedad. Durante cuatro años nutrió el populismo que le llevó a la Casa Blanca con treinta mil quinientas setenta y tres mentiras, casi la mitad en su último año.
Lo sucedido en Washington debería hacer reflexionar a nuestros políticos sobre las consecuencias de jugar con la realidad a capricho, según la conveniencia del momento. Continue Reading ▶






