Tal día como hoy

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Cuarenta años después… Aquella asonada que protagonizó una partida de salvapatrias alentada por nostálgicos del nacionalsindicalismo, los fascistas de antaño, es hoy rememorada entre asaltos, fuego y pedradas a cargo de energúmenos activados por nostálgicos del leninismo que abreva en aguas bolivarianas, el nuevo fascismo.

Entonces los asaltantes secuestraron a punta de pistola a los poderes ejecutivo y legislativo para volver a las andadas, al instinto cainita que la Transición recientemente vivida parecía haber encerrado con las siete llaves del cofre del Cid.

Ahora, los salteadores han salido desde los propios poderes ejecutivo y legislativo, en los que unas minorías minoritarias hacen y deshacen gracias a un pacto fáustico del que el mefistofélico doctor no sabe cómo ni cuándo salirse.

La osadía de los agentes actuales no conoce límites. Unos roban lo debido a Hacienda o la SS, cuando no distraen fondos públicos para su particular disfrute; otros escriben sobre su mesa ministerial lindezas como que “se está poniendo de manifestación” para seguir más adelante con “estas leyes que ya hemos proponido cambiar”. Este es el nivel de nuestros administradores máximos.

No, el señor ministro de Consumo, Garzón por más señas, tan imbuido debe de estar en su papel de promotor de algaradas que en vez de manifiesto dice manifestación, y lo del participio… en fin; también se oyó el otro día en una televisión al informador que contaba cómo la algarada se había disolvido… Tampoco está de mejor ver el nivel de nuestro cuarto poder.

¿Qué en qué país vivimos?, pues en éste, señor mío; el que usted y tantos como usted están levantando y mantienen con su voto; ¿de qué se extraña pues?

Aquel 23-F fue superado porque las instituciones aún estaban libres de las termitas que hoy horadan sus fundamentos ante la displicencia de la inmensa mayoría de los ciudadanos. ¿Qué se pretende celebrar hoy en el hemiciclo que violaron los golpistas de entonces, el triunfo de la democracia encabezada por el rey Juan Carlos I, o el fracaso de una confabulación contra la Constitución de la concordia?

Libre de control parlamentario por el estado de emergencia que ampara sus desmanes, el Gobierno no tendrá respuesta unánime a tal cuestión. Ni siquiera la presidenta de la cámara, convocante de la sesión. ¿Cómo lo van a hacer si sobre ellos pende, cual espada de Damocles, el favor de los protagonistas del último golpe sufrido, el del 1-O; y el de bilduetarras y demás raras especies de nuestra fauna política?

Aquella fue una jornada triste, lamentable, que un rey salvó con la auctoritas de quien puso la Corona al servicio de todos los españoles. Después de cortar hace cinco años la sedición pretendida por los socios del Gobierno actual, el rey Felipe VI tiene hoy la misma capacidad moral para salvaguardar nuestras libertades. Es el gran rol de la Corona.

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Posted martes, febrero 23rd, 2021 under Sin categoría.

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