Tiene razón Alfonso Guerra, o a mí me lo parece, cuando preguntado por si percibe que la gente esté harta del bipartidismo responde “Sí, pero no comprendo por qué hay que ser antibipartidista”. Ante la insistencia del periodista –las cosas no prosperan con este sistema- replica: “¿Qué queremos, un gobierno a la italiana?”. El entrevistador responde que quizá un nuevo equilibrio que recupere la cultura del pacto, y Guerra, “no entiendo bien que obligatoriamente tenga que existir pacto”.
Es sólo una parte pequeña de una conversación que se extiende por cinco páginas de un suplemento dominical. El pretexto es la aparición del tercero y último volumen de sus memorias, Una página difícil de arrancar. El personaje ha sido atemperado por el paso del tiempo, 73 años pronto, y mil circunstancias; no es aquel Guerra que hace ya tres décadas hacía temblar el misterio, algo así como el barón Scarpia de la ópera de Puccini sobre cuyos restos Tosca exclama desgarrada “Y ante él temblaba toda Roma”. Continue Reading ▶






