Parece que Rajoy tenía bien calados a los españoles. Imponer la austeridad no es decisión sencilla, ni en política ni en la propia casa. El del gallego es uno de los escasos casos, si no el único dentro de la UE, que se aplicó a la tarea que recomendaba el sanedrín europeo y una vez fijado el rumbo quemó las naves, no fuera a ser que se arrepintiera antes de llegar a puerto.
Esa práctica de quemar las naves viene de lejos. Nuestro Hernán Cortés hizo en aguas caribeñas lo mismo que Julio César al llegar a las costas británicas y antes había hecho Alejandro Magno. Cuentan las crónicas que enfrentado a un ejército superior en hombres, moral y pertrechos, el macedonio mandó destruir sus buques y explicó a sus gentes que de aquella batalla solo había un camino de vuelta: el mar. “Cuando regresemos a casa lo haremos de la única forma posible, en los barcos de nuestros enemigos«.
Lo de ahora es más prosaico; aunque no menos vital porque va de las cosas de comer. Es decir, del trabajo, de los ahorros, de los servicios sociales, etc.; de todo aquello que Europa, con España a la cabeza, se farreó durante la década anterior. Continue Reading ▶






