Alguien ha roto la “conllevancia” con que Ortega se refería a las relaciones entre Cataluña y el resto de la Nación. A Mas ya sólo le falta echar en falta a Franco y proclamar en su campaña por la secesión que aquel jefe del Estado sí que entendió a Cataluña; catorce visitas y hasta con un ministro en el Consejo encargado de los asuntos de aquellas tierras, Gual Villalbí se llamaba.
Durante el desarrollismo franquista Cataluña fue el modelo de modernización del país, como lo es hoy Shanghái en la China comunista. Con la mano de obra barata que el subdesarrollo del resto del país enviaba a aquellas provincias se establecieron grandes industrias en un país de botiguers y allí se abrieron las primeras autopistas españolas. Otro ministro catalán de Franco fue el guionista de aquellos Planes, López Rodó.
Entre la geografía y la idiosincrasia de sus élites, Cataluña fue desde los años sesenta hasta los ochenta del pasado siglo la avanzadilla cultural de España. Las grandes editoriales llevaban por todo el mundo la creación literaria hispanoamericana. La Eñe de nuestro idioma mucho le debe a los editores catalanes.
¿Qué pasó para que se rompiera el círculo virtuoso de aquellas décadas, rememoradas como un restauración de aquella renaixença del siglo XIX y del modernismo siguiente? Continue Reading ▶






