No es el presidente de todos los españoles. Su gobierno, tampoco. Cada vez son más quienes se sienten discriminados; cada vez menos sus seguidores. Sánchez ha puesto todas sus capacidades al servicio de una desmesurada ambición de mando.
Mandar, sojuzgar a los compañeros que le expulsaron sin honores de la secretaría del partido. Se rehízo y como la Scarlett de “Lo que el viento se llevó”, juró por lo más alto que a él no le cortarían el paso como a Zapatero cuando ya comenzaba a descuadernar el país. Continue Reading ▶