El espía Guillaume derribó a su aconsejado Willy Brandt del Gobierno alemán.
Pedro García Barreno, mi amigo ilustre, me envía una reflexión que hago mía y, con su permiso, me complazco en compartir. Dice así:
«Escribe Francisco Montes de Oca en su «Introducción» a la edición de Vidas
Paralelas de Plutarco (México: Editorial Porrúa, S. L., 1987): «El orden de las biografías
en las Vidas Paralelas difiere según los manuscritos. Unos las clasifican siguiendo la
cronología de los personajes griegos. Otros manuscritos ofrecen primero las diez parejas
en que figuran atenienses y dejan a los espartanos para el final. [En cualquier caso] Las
Vidas Paralelas cavaron hondo surco en muchos lectores por su idealismo moral, que era,
en última instancia, el gran principio pedagógico griego, la paideia».
«Los antiguos griegos llamaban paideia al largo proceso de formación de los
futuros ciudadanos, considerado como adquisición de conocimientos y como
entrenamiento en determinadas aptitudes. La idea de base era que sin educación no podía
haber cultura, y sin cultura no cabría imaginar un ejercicio modélico de la ciudadanía, que
incluía una participación influyente en los órganos políticos de la democracia directa»,
escribió José E. Ruiz-Doménec, en National Geographic, 2023.
«La idea de Paideia como educación de los hombres libres y la élite cultural -dice François
Châtelet (1980)-, significa la de politeia, es decir, la de cultura cívica y disposición para
la vida pública; el concepto identifica la realidad de la polis ateniense en la cual aparecen
claramente ligados educación, civilidad y democracia».