En el conflicto abierto por los separatistas catalanes entre demócratas y golpistas ambas partes han pecado de una ingenuidad difícilmente explicable entre políticos avezados. Parece como que los demócratas no hubieran sabido evaluar hasta dónde podrían llegar en su desvarío los responsables del gobierno autonómico. Éstos, por su parte, demostraron ayer que no tenían prevista la drástica reacción del Gobierno, amparado por la mayoría del arco parlamentario, para reponer la legalidad y los usos democráticos en aquella comunidad.
Rajoy, al explicar las razones y alcance de las medidas previstas en la activación del artículo 155 de la Constitución, justificó la dilación del proceso, ya iniciado en el Senado, alegando prudencia. Dijo que ofreció ocasiones y tiempo sobrados para que Puigdemont parara el carro en el que se había embarcado con Forcadell y Junqueras en el pescante; vana ilusión de que algo semejante llegara a suceder una vez doblada la esquina de la legalidad.
No es menos cierto que decisión como la ayer adoptada por el Consejo requería el concurso explícito del resto de las fuerzas democráticas; claro desde un principio por parte de Ciudadanos, segunda fuerza política en el Parlament, pero no tanto en el caso del PSOE, en cuya franquicia catalana conviven las almas socialista y nacionalista. Continue Reading ▶






