Cuesta adaptarse a la contaminación que regurgita la política de nuestros días. Y menos mal que aún queda el suficiente espíritu crítico para mirar hacia adelante como si esto fuera a ser flor de un día. ¿Cómo han podido llegar hasta aquí tantas cosas que creímos superadas?
La política ha perdido de vista a la realidad que avanza superando dificultades como si no necesitara de gobernantes. Mal están las cosas para la mayoría de los catalanes, por ejemplo, pero ahí siguen trabajando unos, barrenando otros y, cuando llegan las urnas, votando cada cual como acostumbra. Es lo propio de un país normal que da techo y medicinas hasta los que reniegan de él.
Un país normal; elevar a la categoría de normal lo que en la calle es sencillamente normal fue el carburante del motor que cubrió las distancias entre una dictadura finiquitada en noviembre de 1975 y la democracia vivida en junio de 1977, apenas año y medio después. Aquello sí que necesitó un gobernante amarrado a la caña del timón; un político para llevar a término la travesía más insólita que alguien pudiera haber imaginado a lo largo de todo el pasado siglo. Continue Reading ▶






