La encuesta

CIS, julio 17

Dice el CIS que el PSOE de Sánchez pisa la sombra de los populares de Rajoy. El resto de figurantes apenas se mueve y el conjunto de los españoles dicen que las cosas van a mejor.

La novedad alienta las filas del maltrecho partido socialista; quieren pensar que las bases acertaron al votar por Sánchez. Pero los datos muestran algunos detalles interesantes.

Por ejemplo, la actuación política del PP en el Gobierno está mejor valorada por el total de los españoles que la del PSOE en la oposición: muy buena/buena, 11% PP; 6,8% PSOE. Y Rajoy ofrece más confianza que su oponente: 18,6% sobre un 18,4%.

Está claro que el PP de Rajoy sigue cayendo tan mal como viene siendo habitual en las encuestas, aunque luego resulte que ante las urnas no es para tanto; en dos palabras, lo de votar taponándose las narices.

La bajada del PP puede deberse pues al hartazgo de una parte de sus hasta ahora fieles por la carencia de empatía que reflejan sus dirigentes. Además no entienden, porque nadie se lo ha explicado, la política de resistencia aparentemente pasiva frente a la sedición de los nacionalistas. Y les cansa el pertinaz argumentario de lo bien que estamos saliendo de la crisis. Razones comprensibles y más que suficientes para responder con un corte de mangas al encuestador y decirles que el PP no les gusta.

De otra manera: el hipotético trasvase de votos del cesto popular al socialista puede ser insignificante.

Que hayan migrado hacia Sánchez es difícilmente imaginable, y a Rivera tampoco parece que le hayan llegado masas, dado su ligero descenso. Conclusión, la pérdida de apoyos populares habrá que buscarla en el silente veintitantos por ciento que no manifiesta su opinión.

Dado que los neocomunistas bolivarianos no han hecho grandes progresos, el aumento de apoyos recibido por el líder del aparato socialista hay que buscarlo en la salida del armario del abstencionismo de los votantes socialistas que se quedaron en casa en las últimas elecciones desencantados de su líder ahora repuesto; las bases que le devolvieron su despacho en Ferraz al fin se sienten reconocidas en su propia casa sin tener que pasarse a los podemitas como otros lo hicieron.

El cultivo de estos apoyos es seguramente lo que mueve a Sánchez a seguir enredando en el problema de los sediciosos catalanistas. La oportunidad de abrir discusiones sobre la Constitución es idea tan brillante como la del que asó la mantequilla. Propia de cualquier partido antisistema; ridícula para el que dejó tantas cosas en el tejer de la Transición.

¡Ay, la memoria histórica!

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Posted martes, agosto 8th, 2017 under Política.

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