Solsticio de Navidad

Regreso a los celtas

La cuna del progreso

Además de llorados a la política convendría llegar viajados. Sería la forma de que Ayuntamientos como el de Madrid no hicieran el ridículo convocando a los vecinos a celebrar el solsticio de invierno en la noche del 21 de diciembre, dicen que la más larga del año… aquí. Porque en el hemisferio sur ocurre lo contrario y puestos a celebrar lo harían por ser el día más largo. ¿Solsticio de invierno, solsticio de verano?

¿Por qué no llamarlo solsticio de Navidad?, valdría para todos, madrileños, santiaguinos chilenos o bonaerenses argentinos, tengan allá o no la suerte de contar con una Carmena y su tropa neocomunista rigiendo sus municipalidades.

Pero nunca lo harán porque el equipo que los socialistas mantienen va de confundir al personal sobre el sentido de las fiestas navideñas que el mundo occidental, hoy ampliado, viene celebrando desde hace mil ochocientos años. Puestos a desmontar el sistema comencemos, se dicen, por sus raíces culturales; vayamos a nuestra pre-historia, tiempos felices aquellos de los celtas de la Edad de Hierro. Celebremos su llegada hace tres mil años a estas tierras que los griegos llamaron luego Iberia y los romanos Hispania.

Tiempos de ciudadanos libres e iguales, de pensamiento y prosperidad. Volvamos a las fuentes originarias de nuestra civilización con una fiesta solidaria y luminosa, cada cual con su “farolillo construido siguiendo las instrucciones publicadas por la web del Ayuntamiento”. Equidad y progreso.

Para esta tropa el medio mundo que hoy celebra la Natividad, Natale, Nadal, Noël, Christmas o Weihnachten, como en Alemania conmemoran el nacimiento de Cristo, vive alienado por la opresión burguesa que se esconde tras el señuelo del consumismo. Pero, ¡ay! acaban por descubrir que, además de sólida resistencia, el cuento ofrece sus encantos, como los sueldos y el Smartphone recién estrenados o el compañero ujier que les franquea las puertas.

Y entran en el modo mistificación: revistamos la Navidad y sus adherencias con nuevos ropajes. Así llega el Belén modelo Colau donde casi todo gira en torno a cajas que contienen sueños e ilusiones, según el concejal de Cultura, o la cabalgata de los Magos convertida este año en Madrid en una “oda a la curiosidad… la cabalgata –dice el Consistorio– propone un relato fantástico a través de una sucesión de representaciones en distintos lenguajes y formatos: carrozas en las que tendrán lugar un conjunto de escenas, desfiles coreografiados, teatro aéreo y acrobacia, marionetas gigantes, hinchables de gran formato…

¿Navidad? En todo caso la realidad navideña está más en los hogares que en la calle; en el calor de la familia, en la amistad antes que en la política, en cada cual y cuanto le rodea.

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Posted lunes, diciembre 19th, 2016 under Política.

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