Educación, diputado, educación

Cortesía parlamentaria...

Cortesía parlamentaria…

El diputado Iglesias acostumbra a hacerse notar por todos los medios a su alcance, y otros que no lo están. Le son ajenas las normas de cortesía más elementales, como la de no llegar tarde a las citas. Le pone, como dicen los suyos, dejar plantados al Rey o al presidente del Gobierno, cosa que sigue siendo Rajoy más allá de estar “en funciones”.

Lo de la vestimenta ya no es noticia, pero el tipo sigue erre que erre haciendo el ridículo con su uniforme de miembro del selecto club de la famélica legión. Pensar en que va a estar ahí durante los próximos años, haciendo gala de su torpe falta de educación, tiene un aliciente: la esperanza de contemplar su caída, cosa que quizá ocurra más pronto que tarde.

El populismo que ha montado desde una facultad de la Complutense de la que no ha salido un estudio de interés científico durante el último medio siglo, tiene la vida que le ha dado la crisis; la económica y la de los valores.

La de los valores será más difícil de superar, pero la económica costará bastante menos por muchos palos que los suyos metan entre las ruedas de nuestro sistema, que en eso están.

La realidad terminará por descubrir las trampas sobre las que ha levantado su tinglado la troupe podemita. El número de sus votantes es una función directa del paro registrado. Lo demás, todo cuanto concierne a la casta, irá perdiendo color a medida que sus mandamases vayan tiñéndose hasta confundirse con el resto del paisanaje. La Historia, y la vida tal cual es, acabarán con el embeleco, como siempre ha sucedido.

Su última esperanza, el clavo ardiente del sobrepaso, no depende tato de su “propia lucidez” como de los errores sin fin que en que pueda seguir incurriendo el partido socialista. Pero habrá de llegar el día en que los apoyos más lúcidos de éste, incluso su pastueña militancia, pongan fin a la era Sánchez que Zapatero abrió hace ya más de una década.

A tan maleducado personaje le falta algo muy importante para llegar a escalar hasta las alturas conquistadas por la francesa Le Pen: el nacionalismo xenófobo que ha cuajado en la ultraderecha francesa. Iglesias no es francés, y aquí los nacionalismos, más modestos, no han sido atacados por la xenofobia. Por el momento.

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Posted martes, julio 12th, 2016 under Política.

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