Se cargan hasta la lengua

Congreso_DiputadosPodemos y su coleta valenciana Compromís  quieren cambiar de nombre al Congreso de los Diputados.

Es su primera aportación solemne hecha ente la mesa de la cámara en este período abierto para la formación de gobierno tras el fracaso del tándem Sánchez-Rivera.

Aprovechando el llamado Día de la Mujer, reclaman eliminar el lenguaje machista de las instituciones, uno de los graves problemas de los españoles, después del paro, naturalmente -aunque sobre el paro nada se les haya ocurrido-. Solución al problema nacional: eliminar “de los Diputados” y dejarlo en mero Congreso. Podrían haber propuesto, como hacen cada vez que al hablar allí se ciscan en la lengua española, ampliar el rótulo: “de los Diputados y Diputadas”.

¿Congreso de qué? Desde los taxidermistas hasta los agentes de aduanas, pasando por los taxistas de Fedetaxi, centenares de profesiones, asociaciones, incluso sus propios partidos y mareas tienen los buenos hábitos de reunirse en congreso, término común éste de “congreso” para denominar reunión, que es lo que significa el congressus latino, que es de donde venimos hablando. Cuando se hace con propiedad, claro está.

En una de esas pueden tender puentes a sus amigos más allá de nuestras fronteras, y pedir a Jeremy Corbyn, el diputado británico, que corten por lo sano y eliminen eso de “los Comunes” que adjetiva a su Cámara. O al norteamericano Bernie Sanders para que hagan lo propio en Washington con su Cámara de Representantes. Eso sí, siempre dejándoles abierta la opción de que en sus propuestas incluyan como alternativa renombrar a sus respectivas Cámaras con el igualitario título de “Comunes y Comunas”, o “Representantes y Representantas”. Con Renzi no tienen confianza para pedirle que abrevie su Camara dei Deputati, tal vez Rivera podría echarles una mano ahí.

Menos mal que aquí el Congreso lleva llamándose de los Diputados desde las Constituciones del siglo XIX. Incluso la republicana de 1931 que eliminó el Senado, dejó «una asamblea unicameral también llamada Congreso de los Diputados«. Si hubiera sido un invento franquista le aplican la Ley de Memoria Histórica de Zapatero y lo queman. Sánchez ya ha hablado de desempolvarla.

Como acabarán reduciendo a cenizas el idioma que la Real Academia viene dejando al arbitrio de las modas, y modos. Y la corrección política acabará haciéndonos hablar de taxistas y taxistos, periodistas y periodistos, anacoretas y anacoretos… ¿No empezó ya el hombre de Ada Colau en Madrid, el besucón Doménech, hablando en sede parlamentaria la pasada semana de jóvenes y jóvenas?

Hay que ser cretinos…

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Posted miércoles, marzo 9th, 2016 under Política.

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