Dice la Real Academia que deconstruir es “deshacer analíticamente los elementos que constituyen una estructura conceptual”. Es lo que hacen algunos cocineros con platos tan clásicos como la tortilla de patatas, o las sopas de ajo que Manolo de la Osa recrea en su casa de Las Pedroñeras.
Eso que resulta generalmente ingenioso, divertido y rico con los alimentos, puede no tener gracia alguna cuando se quiere aplicar a otras estructuras. Como el Estado, o la Patria misma.
Minorías más o menos radicales y en todo caso de limitado alcance andan empeñadas en conquistar su minuto de gloria luciendo viejas banderas de tres colores y proponiendo el sistema republicano como bálsamo reparador de todos los males que aquejan al país, o que no lo aquejan pero que a base de repetirlos acaba pareciéndolo.
El coñazo republicano es la última versión del timo de la estampita que cuatro insensatos pretenden dar entre las víctimas de la crisis y de los sistemas educativos que llevan sufriendo dos generaciones de ciudadanos. De momento los cuerdos son mayoría, y los timadores, el tonto y el listo, salen de escena con el mismo sobre de estampitas con que entraron; la falsa moneda que de mano en mano va y ninguno se la queda, que dice la copla de Perelló y Mostazo.
Ayer dieron el cante los pocos comunistas que van quedando, apoyados por los palmeros de costumbre. Nada digno de ser comentado, salvo que perdieron el tiempo los representantes del pueblo como si sobrara. Lástima que a estas alturas hayan de debatir sobre la forma del Estado en lugar de ir al fondo: buscar soluciones a los problemas reales de la sociedad.
Y los de Pujol, Mas y Junqueras, maestros en el difícil arte de generar frustraciones entre sus parroquianos, siguen en lo suyo: la deconstrucción más que del Estado de la propia Nación, eso que los angloparlantes llaman homeland, la patrie de que hablan los franceses. Eso que Nebrija cantó diciendo: “los miembros y pedazos de España que estaban por muchas partes derramados, se redujeron y juntaron en un cuerpo y unidad de reino. La forma y trabazón del cual así está ordenada por muchos siglos; injuria y tiempos no la podrán romper ni desatar”. La Patria nuestra.