Tropa, la de los rectores

Apertura curso Universidad

Apertura curso universitario

Más allá de la intencionalidad política, mejor electoralista, del movimiento de rectores propiciado por la CRUE, lo grave es la concepción que estos buenos señores tienen de derechos y competitividad.

Los miembros de esta especie de patronal universitaria, salvo excepciones notables, lucen perfil más político que intelectual o meramente académico. Y esto, que así era cuando la Conferencia nació durante la última legislatura del gobierno González, se ha venido acentuando con el paso de los años.

Sus primeras actividades se centraron en buscar un modelo de universidad congruente con los nuevos tiempos y realidad sociológica de la España que se incorporaba al resto de Europa. Estudiaron vías alternativas a nuestro sistema agarrotado por la falta de políticas renovadoras. Entre las experiencias centroeuropeas, francesas y anglosajonas no acabaron de decantarse por nada que no fuera consolidar sus posiciones de dominio.

La autonomía frente al poder central, derivada hacia los gobiernos autónomos, no supuso grandes saltos, aunque sí la sorpresa de ver cómo sus gobiernos regionales llegaban a aplicarles los recortes propios de la crisis. Y aquellas apelaciones a la imbricación universitaria en el desarrollo de la sociedad, fundamentalmente a través de la investigación, quedaron en poco más que buenas intenciones, ese viscoso material del que dicen están empedrados los caminos del infierno.

El caso es que estos magníficos señores, ese es su tratamiento solemne, entre sus reclamaciones, sumamente razonables en diversos puntos, nunca incluyen un autoexamen, una reflexión, sobre la dimensión de nuestra red universitaria. Con la proliferación de centros habida al compás del desarrollo autonómico –ni una provincia sin Universidad- el sistema estará en crisis. Y no saldrá de ella mientras la Universidad sea contemplada por sus primeros responsables como un mecanismo dispensador de credenciales profesionales.

Las banderas del I-más-de-más-i que de vez en cuando enarbolan antes sugieren viejos pendones de un tiempo pasado que banderines de enganche para la conquista de un mundo mejor. Tienen una extraña aversión a la competitividad, complejo extraño que reflejan hasta cuando hablan de las becas. Que éstas sean un elemento de equidad poco tiene que ver con que su disfrute esté reñido con la idoneidad de sus receptores que se decanta a través de… la competencia.

Demasiados quebraderos de cabeza nos ha proporcionado la manía de enrasar por abajo como para asistir sin rechistar a su cristalización en el mundo universitario. ¡Qué alargada es la sombra del gironismo franquista!

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Posted miércoles, abril 30th, 2014 under Política.

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