El juez y la conexidad

Un juez de cuidado

Un juez de cuidado

Aunque no se lo crean, y la RAE no se haya dado por concernida, en el mundo jurídico se habla de conexidad. No conexión, no: conexidad. No constan las razones que impiden el uso del término relación, perfectamente identificado por todo el mundo, para significar lo mismo. El caso es que gracias a que no se da la conexidad necesaria entre hechos y dichos, el señor Blesa puede salir a la calle gracias al varapalo que la Audiencia de Madrid ha propinado al juez Elpidio Silva Pacheco.

El auto ayer dictado por el tribunal apelado sentencia que el instructor abrió una causa sobreseída hace tres años por carencia de datos concretos para fundamentar la denuncia. El magistrado Andreu, de la Audiencia Nacional los solicitó sin resultado al denunciante, ese extraño colectivo autodenominado Manos Limpias. Pese a ello, y sin más elementos que su imaginación, viene ahora a decir la Audiencia de Madrid, porque datos seguía sin haber, Silva Pacheco reabrió malamente una causa ya cerrada.

Dice así el auto: «No se aporta a la causa ni siquiera la denuncia o querella que dio origen a esta causa. Así pues, no se alcanza a comprender, salvo facultades adivinatorias inusuales, cómo se puede concluir la existencia de una conexidad entre los hechos que nos ocupan y los que se dice se seguían en el Juzgado de Instrucción 21 pues se desconocen hecho, sujetos intervinientes e ilícitos denunciados”.

Y añade: “no cabe derivar y presuponer esta conexidad en base a noticias de prensa, de pasillo, conocimientos extrajudiciales o sospechas”.

El singular magistrado que pedía auxilio hace unos días al Consejo General del Poder Judicial por sentirse acosado desde frentes diversos, comenzó su instrucción metiendo entre rejas al expresidente de aquella Caja Madrid que habían gobernado hasta bien recientemente los amigos del Gobierno, de la oposición y los sindicatos. Delito: haber concedido crédito a quien no se lo merecía. Parece que el juez Silva quiso echar la culpa de la crisis mundial sobre los hombros de la pareja Blesa y Díaz Ferrán, también administrador de la Caja como presidente entonces de la confederación empresarial, y ya emprisionado por sus muchos delitos. Siempre presuntos, naturalmente.

Se teme la Audiencia que el nuevo juez sin miedo buscó abrir una causa general para dar con los padres de la maldita crisis, y en ese trance comenzó a abrir piezas separadas, como la de la compra de un banco en Miami que le ha valido para de buenas a primeras volver a enchiquerar a Blesa. Y atención a la conexidad: administraba tan mal, como demuestra el crédito a Díaz Ferrán, que la compra del banco americano necesariamente tuvo que haber sido otra chapuza; o delito mejor. ¡A prisión!

En fin, si la Justicia está como se está viendo, la Agencia Tributaria no es de fiar, los socialistas no pierden ocasión para perder solvencia, ahora frente a los expertos que han trabajado un  futuro para el sistema de pensiones,  y los chorizos nos rodean por doquier ¿queda algo de que lamentarnos?

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Posted miércoles, junio 19th, 2013 under Política.

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