No se sabe qué puede llegar a ser más chocante, si el empeño del periódico global en mantener al golfo Bárcenas en primera plana, venga o no a cuento porque la noticia siempre es la misma, o las entregas del diario mundial explotando el filón encontrado en esa cortesana alemana que va de princesa sin serlo.
Lo del lince que amasó cerca de cuarenta millones sin oficio ni beneficio reconocidos no da más de sí. El asunto cobraría otra dimensión si llegara a acreditarse que él era el mero jefe de los Correas y demás sinvergüenzas pegados a los populares, los Gurteles. Entre tanto todo es más de lo mismo.
Los sobresaltos han pasado ahora a las páginas del diario mundial, lanzadera de la cortesana que aparece en todas las sopas y, por si su presencia no fuera suficiente, saca ahora a la palestra a una colega, rival quizá, antigua amiga -quién sabe qué- dedicada al mismo oficio de comisionista de altos vuelos.
La nueva estrella, tan divorciada como la primera, no puede presumir de princesa; su marido no llegaba al nivel del conde Sayn-Wittgenstein, era simplemente traficante, armador de la contra en Irán, uno de los tipos más ricos del mundo en los años 80 y antiguo residente marbellí: Khashoggi.
Tras su salida a toda plana en el diario mundial la pasada semana, seguida del publirreportaje -¿qué necesitará vender?- en la Hola, la llamada nadie sabe por qué princesa parece haber contado con pelos y señales cómo y cuánto se ha llevado la ex del traficante por sus buenos oficios en la operación del AVE entre las dos santas ciudades en territorio saudí, que lidera la constructora OHL de Villar Mir.
Llegaron ambas, Corinna y Shahpari, a viajar juntas hace siete años con los ministros de Zapatero Moratinos y Montilla en el avión del Rey para dar los primeros pasos de aquella operación, cerrada cuatro años después, en 2011. El gobierno socialista, a punto de hacer las maletas, aún tuvo tiempo al parecer para que su último ministro de Industria, Blanco, colara de rondón en el consorcio a un conmilitón que pillará, al parecer, más de trescientos millones. Nada nuevo bajo el sol.
La novedad reside en la apertura de esta nueva pasarela por la que ya desfilan estas socialities, antes cortesanas por lejos que queden de Liane de Pougy, por ejemplo. Dónde puedan acabar el tiempo lo dirá. Parecen más ávidas de pasta que Dalí, como le achacaba lleno de envidia André Breton. Reclaman privacidad mientras se exponen a quien mejor trabaje sus intereses. Por lo que pueda caer, tienen residencias varias, siempre alguna en paraíso fiscal. Los divorcios les dejaron tanta libertad de movimientos como experiencias y contactos para arreglarse la vida cuando los cuarenta quedan atrás.
¿Qué nos deparará este nuevo disparate de la vida nacional?