Como debe ser

Urogallo en Los Ancares

Está aumentando el número de lectores de periódico que van directamente a sus últimas páginas a ver qué se cuenta del partido que el fin de semana vivieron por el televisor y otras cuestiones de similar trascendencia, como la agenda cultural, chismes y demás ecos sociales. Algunos vuelven hacia adelante por ver cómo va lo de Tombuctú, si desaparece de una vez el sirio que lleva encima decenas de millares de muertos, o si el caudillo  venezolano acaba saliendo, y cómo, de La Habana, capital pro tempore de Venezuela.

Y es que el común está hasta el gorro de lo que de aquí se cuenta, de lo que pasa, de lo que no pasa y de lo que debería pasar si alguien se pusiera al frente del clamor popular. Un clamor aún casi silente, para mayor inri, que va subiendo a medida que crece la pléyade de sinvergüenzas que asoman por doquier. Corruptos de todos los colores y estafadores de tan alto copete que hasta tratan de vender Estados a la medida. ¡Qué lejos quedan aquellos pícaros que trataban de vender la fuente de la Cibeles al guiri que se paseaba por Madrid!

Y sin embargo hay otras noticias y gentes que no salen en los periódicos y que hacen pensar en que otro país es posible.

¿Se imaginan una corporación municipal en la que sus responsables trabajen de 7 a 9 de la mañana para poder seguir ganándose el pan cada cual con sus propias artes? Pues en eso están los cinco miembros del equipo de gobierno que han decidido no entrar en las nóminas del dinero público. Es lo que corresponde cuando se piensa que lo de la política es transitorio, además de un servicio al pueblo.

En dos horas tratan las cuestiones que suscita la vida del municipio, toman las resoluciones que corresponden, y cada mochuelo a su olivo con una pequeña dieta. Están pagando deudas pendientes y, con lo que queda, los sueldos de una plantilla crecida al calor del monocultivo que el pueblo sufrió durante casi dos décadas y media. El resto del presupuesto no da ni para abrir alguna de las instalaciones con que fueron deslumbrados por aquel presidente leonés del Gobierno y su secretaria de Estado de política social, la faberense Amparo Valcarce. En fin, restos de los años de vino y rosas.

Hablamos de Fabero, León, tierra de robles y castaños; de la mayor mina de carbón a cielo abierto del país y también de los últimos urogallos que se ocultan en el vecino valle de Los Ancares. Todo un ejemplo a seguir por tantos…

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Posted martes, enero 29th, 2013 under Política.

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