La construcción europea recuerda el lento caminar de los paquidermos. Largo han fiado en el último Consejo del año el primer paso efectivo para el establecimiento de la unión bancaria. Si la inspección única se fija para la primavera del 2014, podría ocurrir que cuando toque dar el paso siguiente la UE, como los viejos elefantes, se haya quedado sin molares y comience a extinguirse por inanición. Se cerraría la senda abierta por los cinco, luego siete, quince, y al final treinta y tantos países, quedando a sus orillas para el recuerdo el marfil de colmillos en otro tiempo admirados. Los restos del sueño de los dos grandes Carlos que quisieron gobernarla, el Magno y nuestro emperador, o ya en nuestro tiempo de los democristianos Adenauer, Monnet, De Gasperi, Schuman y Spaak o hasta el mismo Churchill. ¿Por qué tan premiosa la construcción europea?
La canciller alemana no puede ser la causa única. Merkel hace lo imposible para amarrar los votos alemanes aún a costa de sacrificar la marcha de la Unión. Su parlamento aplaude las noticias con que llega después de cada una de sus victoriosas imposiciones sobre los socios.
La última, sacar a sus cajas de ahorro locales de la inspección del BCE, es una vergüenza. Ni retrasar el examen de las cuentas un año y medio parece bastarle para ocultar la basura que deben de esconder sus balances a pesar del cuarto de billón de euros con que fueron saneadas. ¿Puede un sistema único albergar jugadores sometidos a diferentes varas de medir? Lo de la división en función de su carácter sistémico es un cuento. Quizá además de hipotecas basura están atragantadas de deuda griega, porque tampoco es fácil de explicar su ruda oposición a admitir quitas del papel heleno.
El nacionalismo alemán sigue tan campante como en los peores tiempos y la mala noticia es que Europa malvive a su sombra; apenas existe. Quien más y quien menos, la mayoría de los europeos que pagan en euros está sometida a duros procesos de ajuste, pero continúan manteniendo balanzas deficitarias con Alemania. Mientras la asfixia no acabe impidiéndolo Merkel, continuará gozando de tasas de desempleo del 7% y aplicando políticas de estímulo fiscal, justamente lo contrario de lo que prescribe a sus socios europeos.
Extraña manera de construir Europa. Lo nuestro, ya se sabe; estamos pagando los desvaríos del anterior gobierno. (Entre paréntesis, tiene guasa oir al secretario general socialista echar en cara al gobierno actual el estado del país). Pero con amigos como el alemán, tancredos como el francés, sobresaltos como el del italiano rijoso, etc. saldremos malamente de ésta, a pesar de que hagan como que nos hacen un favor dándonos un año más de gracia para cerrar nuestras cuentas anuales con un déficit del 3%.