Ha fallecido a los 50 años Alonso Lujambio, senador mexicano. Hace dos años, siendo ministro de Educación (Secretario de Educación Pública) del gobierno de Calderón, hizo en Madrid unas reflexiones sobre la política mexicana que hoy son de interés aquí, en España. Transcribo alguna de ellas:
“El candidato independiente. Bajo ninguna circunstancia creemos que esta medida tenga por objeto debilitar los partidos políticos. Lo que queremos es que los ciudadanos tengan claro que los partidos políticos dejamos de ser el monopolio de la representación política y asumimos la capacidad de los ciudadanos para competir incluso con los partidos políticos. Permitir a los ciudadanos de manera independiente competir con la representación política va a ser un acicate. El sistema de partidos se está convirtiendo en una especie de oligopolio perezoso. No estamos siendo capaces de captar el liderazgo social, porque el liderazgo social que no pasa por nosotros no pasa a la acción representativa.
Para que los partidos sean sensibles de la emergencia y surgimiento de nuevos liderazgos sociales se precisa tolerar que existan candidaturas independientes, de esta manera los nuevos liderazgos se transmitirán a través de los partidos. Seguir monopolizando la representación política no hará otra cosa que minar la legitimidad de las decisiones democráticas, de las instituciones representativas y finalmente hacer que el discurso contra la política se vaya haciendo más agudo.
Entiendo que es un riesgo, pero prefiero correr el riesgo de que eventualmente los candidatos independientes se vuelvan más y más re- levantes en la vida política que continuar con este colapso de la credibilidad de los partidos. Estamos proponiendo concretamente que las candidaturas independientes requieran solamente del 1% de las firmas de los ciudadanos de la circunscripción correspondiente para poder competir. En las disposiciones reglamentarias legislativas pueden establecerse claramente cuáles serían las condiciones de financiación, rendimiento de cuentas…
Iniciativa ciudadana. Que los partidos políticos no sean tampoco instrumentos monopólicos de la iniciativa legislativa, sino que un conjunto de firmas sean suficientes para que, sin la mediación de los partidos, los ciudadanos puedan presentar iniciativas y que estas sean atendidas por el proceso legislativo. Airear la vida de la representación política, quitarle el monopolio de la representación a los partidos es una medida fundamental para que nunca se diga ya que quienes estamos en los partidos políticos, creemos en ellos y los consideramos importantes para la democracia, que nuestra convicción finalmente sea monopólica y nos lleve irremediablemente a una crisis de legitimidad de las instituciones representativas.
Reelección como juicio electoral. Precisamente con el objeto de darle más poder al ciudadano, eje principal de nuestra propuesta, junto con el hecho de volver más responsables de su conducta a los partidos políticos, estamos proponiendo también que los ciudadanos sometan a juicio electoral a sus representantes en el espacio municipal. ¿Se imaginarían que las grandes ciudades españolas fueran gobernadas por 3 años y a los 3 años los elegidos tengan que retirarse; no pueden ni ser reelegidos ni rechazados por los ciudadanos que les llevaron al poder? Eso sucede en México.
Nos parece urgente que se permita no la reelección, sino la capacidad del ciudadano de juzgar para generar dos opciones: la reelección o el rechazo. Y lo mismo para el Congreso. Nos parece que una manera de responsabilizar a nuestros congresistas sería justamente sometiéndoles también al juicio de las urnas.
Se ha dicho que si permitimos que los ciudadanos juzguen a sus representantes una vez terminen sus mandatos, esto produciría un efecto negativo en la disciplina de las bancadas. Es que hoy en día la disciplina de las bancadas se explica no por el consenso buscado a partir de la pluralidad natural de los partidos, sino a partir de incentivos perversos que se producen por la imposibilidad de los representantes sean juzgados en las urnas. Hay que buscar maneras de hacer otra política, de que el consenso en las fuerzas políticas se genere de una discusión, de un debate y no de una línea que viene de los comités ejecutivos nacionales y que no deja margen a los representantes sino para decidir la disciplina partidaria.
Es viable que existan los candidatos independientes en la medida de que puedan a ser juzgados electoralmente. Si no se diera esa posibilidad de ser juzgados, aumentaríamos la irresponsabilidad de nuestra representación política.
Límite a las bisagras. No quiero acentuar la importancia que tiene el aumentar el umbral de 2 al 4%. Creemos que los partidos políticos, especialmente los pequeños, deben someterse a un ejercicio de mayor responsabilidad y nos parece que una queja de muchas democracias es que un pequeño partido sea pivotal, genere mayorías y tenga un poder que el elector no le dio.
Si logramos quitar a los partidos políticos el monopolio de la representación política, si logramos que sean los ciudadanos quienes determinen la suerte de los miembros de la clase política, juzgándolos si merecen elogio, rechazándolos si merecen la censura, responsabilizándolos cabalmente de sus actos, estaremos creando condiciones para una democracia más eficaz y representativa.”
Alonso Lujambio, 50 años, hablaba en el Foro del Observatorio de Tendencias de la Fundación Botín que entonces yo dirigía. Cuando vino a Madrid estaba entre los aspirantes a ser el candidato del PAN a la presidencia de la República. No sobran políticos como él.