Hacer respetable la democracia

Sala del Senado español

En este mar de desventuras, españolitos de diversa índole y condición se empeñan en dar el cante bajo formas insospechadas. De algunos conocemos lo suficiente como para no sorprendernos, caso de los líderes de los sindicatos estatales manifestándose a la puerta del Congreso en contra de la reforma laboral que, por cierto, uno de ellos, el socialista, se ha lanzado a aplicar presentando un ERE a sus empleados. Eso, siempre trabajando en pro del empleo…

Lo de los rectores universitarios tampoco va más allá; plantar al ministro de Educación con el pretexto de que en el índice de la programada reunión no figuraba el asunto de los recortes revela el lamentable concepto que tienen de ellos mismos. ¿De tan escasa capacidad de diálogo, no ya de convicción, se sentirán asistidos como para no verse capaces de poner el tema sobre la mesa? Y en vista de lo cual, piden hablar con el Presidente, que como es conocido, no tiene más que hacer en estas semanas.

En fin, tampoco está mal lo del premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades concedido -frente a otro candidato como Edgar Morin– al creador del Supermario y otros juegos electrónicos. ¿Humanidades?

Pero la palma, el laurel y cuanto sea menester se los lleva la senadora que acudió al escaño con su hijo para hacer patente esa ridícula reclamación del voto telemático. Es una de los ejemplos más claros de la degradación de la conciencia ciudadana, de la irresponsabilidad con que se abordan –en el sentido de aquello de “al abordaje”- las peticiones de derechos individuales, caiga lo que caiga. Ahora, la multilocación de las cámaras representativas.

Las instituciones son parte del sistema que emana de la soberanía popular representada en las Cortes Generales. Por ello las instituciones donde la sociedad ejerce su soberanía están protegidas por normas que garantizan su funcionamiento. Y las normas establecen que las decisiones se adoptan por votación de los presentes, incluso las puertas permanecen cerradas durante las votaciones. Hasta en la Constitución, art. 79, se condiciona la validez de los acuerdos tomados en las cámaras a “ser aprobados por la mayoría de los miembros presentes.

Y es que el Parlamento es algo más que la junta general de un banco o la reunión de una comunidad de vecinos. Los bancos facilitan a millares o millones de accionistas dispersos por medio mundo el voto telemático para apoyar o reprobar las propuestas de los administradores, sus representantes; como el voto por correo que ha tenido pendiente el resultados de las elecciones asturianas. Y las comunidades de propietarios pueden llegar a reunirse en la sala de cualquiera de ellos –como el pleno municipal que se desarrolló recientemente en casa de una concejala en cama- y no pasa mucho más. Pero…

La soberanía popular requiere de más garantías para hacer respetable la democracia. De normas y tradiciones, y también de la liturgia precisa para inducir en todos los ciudadanos la consideración apropiada. Son de las diferencias que marcan a las naciones fuertes.

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Posted jueves, mayo 24th, 2012 under Política.

2 comments

  1. ramon roca suarez-inclan says:

    Por primera vez,me permito discrepar contigo, querido Federico, a pesar de lo que te admiro. Ni estoy de acuerdo con que Edgar Morín y sus teorías sobre los pensamientos complejos, que por cierto se dedica a vender por la red, merezca más el Premio Principe de Asturias de Comunicación y Humanidades, que el Rey de los niños del siglo XXI, el inventor de los juegos de «supermario», o tú no tienes nietos con su nintendo jugando con el supermario, que hay que educarles en base a controlarles el tiempo de juego – media hora diaria-, porque podrían no hacer otra cosa por llegar al nivel 14.En fin, ya era hora de que no estuvieramos de acuerdo en algo. ¡¡¡ Aupa Atletic!!! Aunque ganará el BarÇa.

    • No, si mérito tiene el muchacho y lo que escribes es interesante, pero de Humanidades ¿? Como ocurre con otros premios concedidos por esta institución, creo que sobra espuma mediática. Ahí queda el de la Concordia que otorgaron hace cuatro años a la franco-colombiana Ingrid Betancourt… Por no citar el del expresidente argentino Raúl Alfonsin a la Cooperación Internacional. Gracias en todo caso por la discrepancia. Siempre ayuda.

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