Rubalcaba y la calle

Con las cámaras prestas

¿Actuaría de la misma forma Rubalcaba si no estuvieran en puertas las elecciones andaluzas?

No es propio en las presentes circunstancias alentar movilizaciones que nadie sabe cómo pueden terminar, y menos aún hacerlo desde un partido con vocación de gobierno; el partido recién salido del Gobierno que dejó tan empantanado panorama.

Rubalcaba tiene suficientes créditos acumulados para conocer como pocos lo delicado de la situación. Pese a ello comienza su andadura como dirigente de la oposición echando por delante a los sindicatos subvencionados, cien millones de propina les dejó al salir el gobierno anterior, y reverdeciendo indignados con empeño similar al que puso hace ocho años para impedir el triunfo popular calentando la calle con SMS’s y los informativos de la SER con aquello de “España no se merece un gobierno que mienta”.  

Hoy lo que este país no se merece es hacer el griego. Los socialistas se juegan mucho en Andalucía, su última carta, pero el conjunto de los ciudadanos se está jugando mucho más con la puesta en orden del desbarajuste existente. A estas alturas descubrir que las cuentas andaluzas tienen más trampas aún que las conocidas, incluso que las imaginadas, es menos relevante que el hecho de que el desempleo acumule otros doscientos mil parados más de aquí al verano. ¿O no?

El tsunami informativo desencadenado por el ensayo valenciano prueba hasta dónde puede llegar este jugar con fuego emprendido por “los sospechosos habituales”, como decía en “Casablanca” el capitán Renault. Si de lo que se trata es de cubrir espacios en los medios de medio mundo rivalizando con los griegos, el éxito está asegurado; si de cabrear al personal con cargas policiales contra estudiantes y presuntos estudiantes, también. Y si de seguir como hasta ahora, arruinando cualquier capacidad de mejoría de la situación social del país, seguro que también.

Porque entre tanta confusión hay algo claro: lo de Valencia no era una manifestación más. Provocar la represión policial tiene poco que ver con la falta de calefacción en el instituto Lluis Vives, pero hacía falta una batalla campal con imágenes como las vistas para seguir calentando la calle.

Rubalcaba debería abandonar el doble lenguaje y explicar qué gana quién con todo ello.

 

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Posted miércoles, febrero 22nd, 2012 under Política.

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