El Comité Federal y el Consejo de Administración

Comité Federal sin enmiendas.

Este país nuestro de cada día sufrió hace muchos años, más de medio siglo, un programa de ajuste –el llamado Plan de Estabilización, 1957- basado en unas pocas actuaciones que hoy pueden resultar familiares. Básicamente, congelar los sueldos y salarios de los funcionarios, reforma tributaria para pagar más impuestos, reestructuración del mercado de crédito y algunas reformas laborales, como las leyes de convenios colectivos, 1958, y de Cogestión, 21 de julio de 1962.

Las consecuencias de aquel ajuste fueron tan duras –cerca de medio millón emigró al resto de Europa y a la América hispana- como exitoso su resultado. La estabilidad conseguida, el acceso a las instituciones como la OCDE y a los mercados exteriores, los planes de desarrollo, etc. hicieron de aquel país subdesarrollado una sociedad de clases medias. Así empezó nuestra modernidad. Eso sí, no había entonces comunidades autónomas que domeñar, como tampoco ahora tenemos pesetas para devaluar.

Todo lo anterior viene a cuento de lo ocurrido ayer en el Comité Federal del PSOE, donde  la ex diputada Hermosín defendió retrasar el próximo Congreso antes de echarse atrás con una especie de “pero bueno, ahora no es momento”. Y algo parecido hizo el extremeño Ibarra al retirar de la votación las enmiendas que él mismo hizo a la ponencia sobre el programa marco que aprobará el próximo Congreso socialista.

Tan curiosos procederes me recordaron la inefable historia acaecida en un Consejo de Administración de cierta entidad crediticia. Los representantes sindicales sentados a la mesa, en virtud de la citada ley de 1962, habían solicitado incluir en el orden del día la aprobación de media paga al personal con cargo a los excelentes resultados alcanzados en el año anterior.

Llegado el momento, el presidente del Consejo sometió a votación la propuesta anunciando de entrada su voto negativo. El resto de los consejeros, según el protocolo con que se sentaban a la mesa, siguió la consigna presidencial con sucesivos “me opongo, me opongo…” hasta llegar a los dos consejeros sindicales que, con la mayor naturalidad, siguieron oponiéndose como si la petición no hubiera sido cosa suya.

En fin… nihil novum sub sole, que decía uno de los libros de la sabiduría, tan viejos y siempre frescos.

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2 comments

  1. Federico,fuera de que lo considero muy talentoso, y que me encanta su redacción,me parecería criterioso no descontextualizar.
    Un abrazo,muchas gracias.

    • Gracias por su atención, pero permítame una pregunta, ¿a qué descontextualización se refiere? Por aclararme y poder excusarme o razonar, según el caso. Un saludo.

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