Mira que nos tiene curados de espantos, pero aún abre espacios para la sorpresa y esta mañana, al anunciar el final de su mandato, engoló la voz para asegurar que la decisión la tenía muy meditada desde hacía algún tiempo. Para añadir que ésta, como otras trascendentes, la ha adoptado pensando en los intereses del partido, del Gobierno y de España. Por ese orden. Y ahí estuvo sincero.
Este es un adelanto cosmético forzado por Pérez Rubalcaba. El candidato no estaba dispuesto a tragarse los resultados del paro de los meses de otoño e invierno. El paro, primera preocupación de los españoles, no se olvide, es lo que ha decidido el adelanto. El candidato de la izquierda, así quiere presentarse, tendrá que pasar el trago del mes de octubre, pero no más.
Y a cambio, a mediados de agosto, el presidente le dará gusto propinando un sartenazo fiscal a bancos y algunas otras grandes empresas con beneficios. Será en uno de los últimos consejos de ministros que presida. Ayer aludió a algunos retoques en los impuestos de sociedades, ¿a cuáles puede referirse si sólo las apuntadas quedan en pié?
Hasta el último instante seguirá diciendo una cosa y lo opuesto. Lo tenía decidido pero decía lo contrario; aseguró que seguría hasta el final porque había que evitar incertidumbres y ahora argumenta que el adelanto es un dato para generar certidumbre; y retrasa las elecciones hasta el 20N por aprobar importantes reformas y proyectos como ¡la ley de protección de las víctimas del terrorismo!.
En fin, seguirá molestando pero una cosa sí que es creíble: su anunciada retirada de la política activa. No resulta fácil de imaginar circunstancia alguna que reclame su presencia de nuevo.
Y ahora, casi dos meses de punto muerto hasta que un decreto convoque a finales de septiembre las elecciones del 20N. ¿Por qué todo tiene que hacerlo mal? Seguro que no es esto lo que esperaban los líderes empresariales que hoy ven amenazados sus ratings siguiendo a los de la propia España.
¡Como si el tiempo fuese gratis!
