En Rubalcaba llueve sobre mojado

No está suficientemente probado cuán sensible sea el electorado nacional ante el juego sucio en la lucha contra el terrorismo. Algo así también ocurre frente a la corrupción, salvo casos sangrantes, como el de aquel tal Roldán que robó a manos llenas desde la mismísima dirección general de la Guardia Civil.

Las trazas que está dejando el caso Faisán en los tribunales son alarmantes. Incluso van más allá de la lógica responsabilidad, in eligendo o in vigilando, del Ministro y del Secretario de Estado de Interior, a la sazón Rubalcaba y Camacho, por los cargos que ahora se imputan a sus colaboradores en la cúpula policial. La Fiscalía acudirá presurosa en ayuda del Gobierno, pero llega tarde.

Al referirse el auto judicial a “colaboración con banda armada” está yendo mucho más lejos de la “revelación de secretos”, que también, temida por los acusados. Sobre la trascendencia penal que ello implica, lo alarmante es que la expresada colaboración induce a corroborar que las casualidades no existen.

El aviso al propietario del bar Faisán de inminentes detenciones de etarras, según autos hecho por la cúpula policial que dirigían Rubalcaba y Camacho, resulta difícil de disociar de tantas excarcelaciones, permisos extraordinarios y hasta anulaciones de condenas de terroristas. Y, sobre todo, del sorprendente fallo por el que la Audiencia Nacional permitió a Bildu concurrir en las elecciones por encima de la sentencia del T.S. y de los informes de los órganos profesionales de la Administración: Abogacía del Estado y Guardia Civil.

En abril de 2004 Rodríguez Zapatero concluyó así su primer discurso de investidura: “En mi vida ese rumbo ha estado marcado siempre por un credo que quisiera expresar públicamente en un día y en un acto como éste. Ese ideario es breve: un ansia infinita de paz, el amor al bien y el mejoramiento social de los humildes”.

En el ara de esas infinitas ansias de paz él y su ministerio del Interior no pueden sacrificar los fundamentos del Estado de Derecho, y no parece que hayan puesto mayores reparos a lo apuntado. Todo por la paz con ETA; y si se rinde, pasamos a la Historia. Lo peor es que los de enfrente también leen, las palabras y los hechos, y se muestran más renuentes que los nuestros a la hora de las concesiones.

Cierto es que en el ínterin siguen aquí deteniéndose colaboradores con planos de zulos en las manos -faltaría más- y en Francia, etarras históricos o renovados. Es cuanto se le ha ocurrido al candidato. Faltaría más que los cuerpos de seguridad no actuaran contra los terroristas. Como argumento de descargo no vale pues.

En el caso de Rubalcaba y los atajos en la lucha contra el terrorismo llueve sobre mojado: Gal.

Los primeros gobiernos de Felipe González trataron de rendir a la fiera a tiros; la estrategia de Zapatero ha pretendido reblandecerlos a base de facilidades. Rubalcaba , que en ésta ha sido fundamental, nada tuvo que ver con aquélla de los años 80. Pero sí como portavoz que fue entre 1993 y 1996, años en que se juzgaron los hechos que supusieron el encarcelamiento de dos ministros de Interior, un secretario de Estado, etc. Tanto ocultó y llegó a mentir que en esas cuestiones su credibilidad tiende a cero.

Pésimo asunto para una campaña electoral.

Compartir entrada:
Posted jueves, julio 14th, 2011 under Política.

Leave a Reply