El poder de la minoría

Hay más indignados de los que acampan en plazas públicas: familias en la indigencia, parados sin horizonte, víctimas del terrorismo gobernadas desde ayer por amigos de terroristas…  Pero también hay quien se indigna por la capacidad decisoria que alcanzan en alguna ocasión candidaturas personalistas que con un sólo cargo electo condicionan el mandato de mayorías insuficientes.

Conozco uno de los casos que ayer se dieron: en una localidad con el voto tradicionalmente dividido entre los dos grandes partidos nacionales, el personaje no se detiene a hacer un programa, ni de mano. Sólo echa cuentas sobre los votos precisos para conseguir su concejalía. Con una horquilla entre 90 y 100 votos podría entrar a partir del octavo cociente de la ley d’Hont. Es decir, entre los de su familia y las de los diez amigos que mete en su lista tiene prácticamente asegurada su entrada en el consistorio. Entra, y con carácter decisorio al haber empatado los dos grandes.

La respuesta de estos fue elemental. El primero le niega el derecho de veto sobre sus concejales electos. Los segundos ven la oportunidad de alzarse con la alcaldía y transan. El personaje entra en el gobierno local con la concejalía de obras y dispuesto a cobrar la dedicación exclusiva.

Lo de menos es qué partido se haya hecho con la alcaldía. La cuestión es hasta qué punto no han podido evitar que menos de un 10% de los votos hayan impuesto su voluntad.

Y en estas andamos cuando llevamos ya veintiún días perdidos.

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Posted sábado, junio 11th, 2011 under Política.

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