La ministra de Cultura se mete con el Diccionario Biográfico que acaba de presentar la Real Academia de la Historia… con la que está cayendo. La de tantas cosas y ninguna, srta. Pajín, pone sobre el tapete legislativo una ley de igualdad de trato despues de la muerte digna -¿tantas prisas estarán negociadas con Rubalcaba?-. La vicepresidenta Salgado vende el 30% de la Lotería Nacional con el pretexto de ganar en competitividad -¿frente a quién?-. Y la de Medio Ambiente, rural y demás pide que le dejen explicarse en el parlamento sobre lo del pepino -mal negocio el Rosa Aguilar dejando el PC y la alcaldía de Córdoba, perdida ya hasta Dios sabe cuándo-. Trinidad Jiménez, dos días de trabajo en México, donde lo de los pepinos les queda tan lejos… y la pobre Chacón jurando apoyos a su amigo del alma y candidato impuesto a la presidencia. De la señora Garmendia nada se sabe. En eso anda la sección femenina del Zapaterismo… con la que está cayendo.
Con la ley que Pajín metió en el último Consejo de Ministros, la de la llamada igualdad de trato y no discriminación, el panorama descrito podría costarme un disgusto. Porque “en todos los ámbitos de la vida política, económica, cultural y social” (art. 1) “queda prohibida toda conducta, acto, criterio o práctica” (art.4) que atente contra cualquier tipo de manifestación desigual. ¿Tendría que hablar también de los ministros; no hacerlo será discriminatorio? Tremendas dudas.
Eso sí, Leyre Pajín, con el inestimable apoyo de la licenciada Bibiana Aido, han dispuesto una excepción: el uso del castellano. Art.2, 4: “La prohibición de discriminación por lengua excluye cualquier diferencia de trato por el uso del castellano…” Ahí queda eso.
Rubalcaba, “el que más ha hecho por la igualdad de las mujeres en toda la democracia”, como ayer dijo la diputada Valenciano, certifica en Almería que los pepinos están “completamemnte limpios”… pero ya llevamos nueve días perdidos.
