¿Seguirá siendo El País un periódico, o se ha transmutado en panfleto malhumorado?
Después de zurrarle la badana al presidente del Gobierno hasta lograr su renuncia y que testara en favor de Rubalcaba, el diario de Juan Luis Cebrián ha sido la hoja de campaña socialista durante los últimos dos meses. Y en ello seguirá hasta las elecciones en otoño, que es la apuesta de sus mentores más significados, como Javier Pradera.
Para ello nada mejor que echar tinta de calamar sobre cualquier asunto que ataña positivamente a los populares. Por ejemplo, la austeridad anunciada en el discurso de investidura de la nueva presidenta de Castilla la Mancha. Para el diario eliminar el 60% de altos cargos de la Junta no es relevante, a la letra pequeña. Desprenderse de la televisión regional, menos aún. Será por dinero…
Para El País lo significativo, para ridiculizar el ahorro que supone, sería el anuncio de suprimir tres instituciones que, por cierto carecen de sentido en una región: el defensor del pueblo, una comisión regional de la competencia y un consejo económico y social, como si la trinidad en cuestión no estuviera cubierta por el Estado central. Homérico.
Qué pena, un diario menos. Y el calendario que sigue corriendo y llevamos ya veintinueve días perdidos.