Mentiras ministeriales

Ser ministro no es cuestión baladí, por ello sus titulares deberían cuidarse de no arrojar por la borda, en un mitin por ejemplo, el fondo de autoridad que la gente les atribuye. Y menos aún en ambientes más tranquilos, como una entrevista periodística, caso de Blanco en “El País” del domingo de Resurección. Pocas dudas caben de que quedó satisfecho de cuanto dijo ya que la reproduce en su blog personal.

El personaje habla de todo, incluso de que van a ganar las elecciones generales del 2012. Y afirma con extraña seguridad, o autoridad tal vez, que las primarias de su partido las ganará quien no piense ahora en su candidatura (pobre Chacón, pues).

Pero una cosa hay que no resulta tolerable en un miembro del Consejo de Ministros: la mentira. Y miente cuando reitera lo que ya blandió en un mitin: que el expresidente Aznar se ha puesto al lado de Gadafi. Tal cual.

No hay justificación posible a la mentira en un responsable político de este nivel. Porque aquí no caben interpretaciones. Lo dicho es tan claro, como grosera la falsedad.

El expresidente, que como todos los inquilinos de La Moncloa, incluido el actual, estrechó la mano del sátrapa libio, dijo algo bastante más relevante referido a los Estados Unidos, que no a Gadafi. De los Estados Unidos, país donde hablaba hace quince días, comentó la incoherencia de su política internacional, capaz de “respaldar a los rebeldes libios sin saber quiénes son tales rebeldes”.

Esa es la cuestión. Lo otro, la referencia a Gadafi no pasa de ser un reescrito de aquel “Es un hijo de puta pero es nuestro hijo de puta” que el segundo presidente Rooselvelt dijo del dictador nicaragüense Tacho Somoza, quien tras lo de Pearl Habour había declarado la guerra a las potencias del Eje un día antes que los propios Estados Unidos lo hiciera. Murió asesinado siendo el quinto hombre más rico del mundo, pero esa es otra historia.

¿Saben acaso nuestros ministros quiénes son, de dónde salieron, qué democracia quieren, etc. los valerosos insurgentes libios? ¿Saben siquiera si son activos musulmanes, chiitas o sunitas?

Y puestos a ilustrar al común, podrían informarnos de qué méritos reunen quienes en Libia luchan contra el payaso sanguinario que no adornen a los que mueren bajo las armas de los dictadores de Siria o de Irán.

Que los ministros Blanco y Jiménez, la portavoz Valenciano y otros corifeos del Gobierno Zapatero mientan es demasiado grave como para dejarlo pasar como cosas de campaña electoral. Cada vez que oigo o leo una mentira de este porte recuerdo lo que Nicolás Redondo, líder de la UGT, espetó a Marcelino Camacho, de CC.OO, en el “Cara a Cara” que yo mismo dirigía en TVE, año 77: “mientes Marcelino, mientes y tú lo sabes”. Quedó como un refrán popular.

Seriedad, señores. Aunque a ustedes ya no se lo parezca, el Gobierno del Reino es algo demasiado serio como para alicatarlo con mentiras.

Un Gobierno que no mienta ¿recuerdan?

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Posted domingo, abril 24th, 2011 under Política.

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