Mucho han cambiado las cosas. Si oyes hoy hablar de “el Régimen” puedes apostar a que ya no se refieren al de Franco. El Régimen, por antonomasia, es el andalusí. Y el de Gadafi, pero esa es otra historia.
Concentración de poder y control de la información son pilares necesarios de todo régimen que se precie. Si el poder se monopoliza durante 30 años, como es el caso de los socialistas y Andalucía, concentración y control acaban dándose gratis.
Sólo las capitales de provincia, y no todas, pudieron sacudirse de encima el yugo del Régimen durante esos años. Y la que quedó, Sevilla, ya se ve cómo quedó. Acabo de llegar de allí. Pocos lugares más gratos y bellos en el mundo, como también son pocos los que más suciedad acumulan sus calles. Es sólo un síntoma, pero huele.
Además de un índice de paro en torno al 29%, la EPA dice que más del 50% de los jóvenes menores de 25 años no tiene empleo. En esos niveles se movía Túnez cuando estalló la crisis de la cuenca musulmana del Mediterráneo. Claro que allí no estaba desarrollada la tecnología de los EREs, PER y demás creatividades que la Junta ha aportado al Estado de Bienestar
Pero la buena noticia es que ha entrado en crisis el control de la información; la gente empieza a rajar y ese roto no hay quien lo zurza. El pobre Chaves y el sucesor Griñán van a acabar muy mal. Al tiempo. El Régimen se rompe y Andalucía huele a cambio, además del azahar.