“Esperemos que el pueblo español pueda expresar sus opiniones”, terminó diciendo Ahmud Admadineyad a Televisión Española, en una valiente entrevista hecha por Ana Pastor. Lo dijo respondiendo a la pregunta de la periodista sobre la persecución en Irán a los homosexuales. Y cuestionado por la situación de la oposición iraní, replicó repreguntando si en España se permitía a los separatistas vascos incendiar casas.
El presidente iraní ha confirmado la imagen que el solito se ha labrado de autócrata autista o cínico; quizá ambas cosas a la vez. Como Fidel Castro pero en extraño, del oriente medio, musulmán. En tres ocasiones reiteró que “en Europa cuando alguien escribe un libro que no debe, va a prisión”.
Seguidor del método Ollendorf, Ahmadineyad evitaba respuestas repreguntando a la propia periodista, y cuando ésta le replicó que en occidente los que preguntan son los periodistas, salió por peteneras: “Usted quiere imponerme su opinión”.
Ya había empezado regular la cosa cuando despues de admitir “tenemos un país de grandes terremotos”, hablando de su capacidad nuclear, añadió: “tenemos los más altos estándares de seguridad. No creo que vaya a ocurrir nada serio, y si ocurre es que no está a nuestro alcance”.
Lógica aplastante en un personaje que comenzó la entrevista “en el nombre de Dios”. Todo resultó asombroso. Brava Ana Pastor, tocada naturalmente de amplio pañolón que oportunamente resbaló hasta sus hombros.