Que el tal Torra se cisque en la legalidad manteniendo en los establecimientos públicos catalanes lazos amarillos y demás quincalla sediciosa, mal está. Pero que el responsable de hacer guardar el orden y la legalidad, Sánchez, se tome por el pito del sereno la resolución de la Junta Central Electoral es peor.
Nada extraño, ciertamente, porque, en el mejor de los casos, el sujeto seguirá necesitando el concurso del golpismo nacionalista para sentarse en el banco azul si, ¡al fin!, saliera bien parado en las urnas. Que las encuestas sigan prediciendo su buenaventura habla mal, muy mal, de nuestra sociedad.
La demagogia asfixia la dialéctica de la democracia, sepultándo bajo una avalancha de prejuicios y falaces espejismos la capacidad de discernimiento de los ciudadanos; en suma, castrando su libertad; la libertad para elegir. Continue Reading ▶